Las intensas tormentas de granizo del sábado causaron daños considerables en el emblemático tobogán de la estación de esquí de Les Angles, ubicada en Capcir, en los Pirineos Orientales franceses.
Esta mañana, la atracción no pudo abrir debido a los desperfectos en la cubierta, causados por granizos de tres a cuatro centímetros de diámetro.
La estación de esquí informó a través de sus redes sociales: “Tras un episodio de granizo que ocurrió ayer por la tarde, Lou Bac Mountain Sledding está cerrado hasta nuevo aviso. Os mantendremos informados sobre su reapertura lo antes posible. Gracias por su comprensión.” Afortunadamente, las reparaciones se completaron rápidamente, y la instalación pudo reabrirse a partir de las 14 horas de hoy.
Tras la ola de calor, se desatan violentas granizadas en los Pirineos Orientales
Después de varios días de intensa ola de calor, el tiempo cambió drásticamente en los Pirineos Orientales. Fuertes tormentas, acompañadas de granizo, azotaron el departamento, afectando especialmente a las comarcas de la Alta Cerdaña, y el Capcir.
El cielo se oscureció y los truenos retumbaron mientras las tormentas descargaban su furia. En cuestión de minutos, la temperatura descendió de 28°C a 15°C en las zonas más altas. Se recogieron entre 20 y 38 litros de agua durante el episodio de la tarde de ayer viernes.
El granizo, del tamaño de pelotas de golf, causó numerosos daños en áreas como Matemale y Formiguères. Videos en redes sociales captaron la intensidad del fenómeno, mostrando los estragos causados.
Granizo del tamaño de pelotas de golf cayó sobre los Pirineos Orientales
Los residentes recogieron granizos del tamaño de pelotas de golf, que causaron daños significativos. “Parabrisas rotos, carrocerías abolladas, espejos y accesorios destrozados. En un edificio, una claraboya estalló en el hueco de la escalera. Muchos coches sufrieron la rotura de sus cristales traseros”, comentaron algunos afectados.
Granizo del tamaño de pelotas de golf cayó en algunas zonas de los Pirineos Orientales. (Foto: Metéo Pyrénées)
En Formiguères, las calles se convirtieron en verdaderos torrentes de agua debido a la fuerte precipitación.
Las violentas tormentas, en muchos casos acompañadas de granizo, también afectaron a Andorra, el Pirineo Catalán y comarcas interiores de Catalunya.