El ex snowboarder olímpico Ryan James Wedding, de 43 años, ha pasado de competir en los Juegos Olímpicos a liderar una organización criminal de dimensiones internacionales.

 

 

Según las investigaciones, Wedding presuntamente comandaba una red que traficaba cientos de kilogramos de cocaína, enviándola desde Colombia a través de México y el sur de California hacia Canadá y Estados Unidos.

 

 

Para proteger esta operación, se le acusa además de haber ordenado varios asesinatos y un intento de homicidio, utilizando la violencia como herramienta para silenciar a sus competidores y mantener el control del negocio ilícito.

 

Durante una reciente rueda de prensa en Los Ángeles, altos funcionarios del FBI no dudaron en señalar la peligrosidad del fugitivo: “Wedding pasó de deslizarse por las pistas nevadas a distribuir cocaína en las calles, y se le vincula con el asesinato de personas inocentes. Su perfil encarna la transición de un deportista a un criminal despiadado”, afirmó un representante de la agencia.

 

La cooperación internacional es clave en esta operación. Mientras Estados Unidos, Canadá, México y Colombia unen esfuerzos para dar con su paradero, el Departamento de Estado de EE. UU. ha ofrecido una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que lleve a su captura.

 

Esta cifra se suma a otros incentivos, en un intento por movilizar a la ciudadanía y frenar el avance de un crimen que ya ha dejado un saldo de víctimas y conmocionado tanto al mundo deportivo como al ámbito del crimen organizado.

 

Por ahora, el paradero del ex snowboarder sigue siendo un misterio. Las autoridades sospechan que podría encontrarse en México, aunque no se descarta su presencia en otros países de América del Norte o América Latina.

 

Lo que comenzó en las pistas de competición se ha transformado en una oscura senda criminal.