La temporada en la estación de Tavascan, situada en la comarca del Pallars Sobirà, llega a su fin este domingo tras 16 semanas de actividad, dejando tras de sí una incertidumbre que se cierne sobre el futuro de las pistas de esquí alpino.

 

 

El alcalde, Salvador Tomàs, ha dejado claro que “sin ayuda no abrirán”. Estas palabras adquieren un peso especial en un valle en el que la estación genera aproximadamente 20 empleos directos, esenciales para la economía local de la Vall del Cardós.

 

La falta de recursos ha sido un problema recurrente en Tavascan, que años atrás ya había solicitado mayores apoyos para poder modernizar sus instalaciones, como la instalación de cañones de nieve.

 

Este año, por fin pudo estrenar nuevos sistermas de innivación, lo que ha permitido una temporada muy buena en términos de calidad de nieve, pero no ha sido suficiente para solventar el futuro financiero del complejo.

 

 

Ante esta situación, se ha barajado la opción de que Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) -que ya tiene bajo su paraguas a La Molina, Vall de Núria, Vallter 2000, Boí Taüll, Port Ainé y Espot-, asuma la gestión del complejo.

 

 

Ambas instituciones se han mostrado “determinados” a buscar soluciones que permitan la continuidad del esquí alpino y se esperan decisiones en los próximos dos o tres meses.

 

 

El futuro de Tavascan pende de un delicado equilibrio entre la necesidad de modernización y la escasez de recursos públicos.