El campeón del mundo de Super G hizo historia al dominar el temido Hahnenkamm, logrando un tiempo que dejó a solo 0,08 segundos al suizo Alexis Monney, quien acarició la gloria para su país.

 

El tercer puesto fue para otro canadiense, Cameron Alexander, marcando la primera vez desde 1983 que dos representantes de Canadá comparten podio en Kitzbühel.  

 

 

 

El triunfo de Crawford no solo destaca por la dificultad del Streif, sino también porque rompe la hegemonía suiza en la disciplina del descenso esta temporada.

 

Alexis Monney, quien había llegado como favorito tras ganar en Bormio, se quedó a las puertas de un doblete histórico.  

 

 

James Crawford partió con el dorsal 20 y tuvo una actuación impecable, especialmente en la sección final de la pista, donde se mostró intratable. “Siempre he soñado con ganar las clásicas”, confesó emocionado tras la carrera. “Este año me ha costado mostrar mi mejor nivel, pero hacerlo aquí, en Kitzbühel, significa muchísimo para mí”.  

 

Por su parte, Cameron Alexander, que ya había subido al podio esta temporada, destacó la dificultad del Streif. “Nunca puedes sentirte completamente cómodo en esta pista. Es una bestia. Pero este lugar es increíble, mi favorito para competir”, declaró el canadiense tras su actuación.  

 

El último doble podio canadiense en Kitzbühel había sido en 1983, con Todd Brooker y Ken Read como protagonistas. Ahora, Crawford y Alexander reviven los mejores años de los Crazy Canucks.  

 

Alexis Monney, segundo clasificado, estuvo a punto de continuar la racha ganadora suiza en descenso. “Estar aquí, en Kitzbühel, con un segundo puesto, es increíble”, comentó el suizo, quien destacó la buena condición de la pista este año, menos helada y más agradable para esquiar.  

 

Marco Odermatt, ganador del Super G del día anterior, terminó en sexta posición tras cometer errores en la sección más técnica del recorrido. “Fue una carrera sólida, pero aquí necesitas ser perfecto para ganar”, reflexionó el líder de la clasificación general.  

 

Con más de 50.000 espectadores animando en la pista, Austria soñaba con un podio local que no llegó. Daniel Hemetsberger, el mejor austríaco, quedó en cuarta posición, perdiendo el tercer lugar por apenas 0,07 segundos ante Alexander. 

 

El Streif volvió a demostrar por qué es considerado el mayor desafío del esquí alpino, ofreciendo una jornada inolvidable.