Los Pistenbully se ponen en marcha, con sus 14 toneladas y 500 caballos de potencia, incluso antes de que los esquiadores más rezagados abandonen las pistas. Según Leo, un artista del pistenbully de la estación austríaca de Fiss:
“el reto no es el manejo del aparato sino el conseguir preparar la pista de la mejor manera para que dure lo máximo posible”