Sería el año 1985 cuando un grupo de montañeros navarros, imbuidos del romanticismo y el espíritu hippie de la época, decidieron hacer realidad su sueño de cruzar la formidable cordillera pirenaica; de mar a mar, trazando el camino que ellos consideraron como el más bonito y en autonomía total; las mochilas, enormes, del tamaño de sus sueños, y las ganas, todas.