Ayyyyyy que esto se acaba.
Pero aún podemos esquiar si nos queda el gusanillo. De hecho, está claro que lo que marca la temporada no es la nieve, ni el cambio climático, ni nada parecido, sino el calendario de fiestas y en muchas ocasiones a los que nos gusta esquiar hasta el final nos produce un sentimiento de frustración muy grande.
Ver tanta nieve en buenas condiciones y que cierren por el simple hecho de haber pasado la Semana Santa nos deja muy mal cuerpo. Pero poderoso caballero es don dinero.