No falla casi nunca: visitar las grandes estaciones de la vertiente norte de los Pirineos es hacerlo atravesando valles profundos, rodeados de cimas altivas, escarpadas, y de blanco radiante.
Este año, a pesar de las escasas nevadas con las que la meteorología nos ha querido castigar, llegar a Grand Tourmalet ha sido un viaje entre paisajes de postal. Quizás no tanto por las cimas blancas, pues nuestra llegada a destino fue bajo una intensa lluvia, sino sobre todo por los valles por los que circulamos.