Cuatro de las seis estaciones que existen en la región de Pirineos Atlánticos son nórdicas. Cuatro más se encuentran en Ariège y otras cuatro, en los Pirineos Orientales. Hay cinco en Altos Pirineos; dos, en Alta Garona; y una, en Aude. El cómputo no está nada mal: 22 estaciones de las 40 que hay en los Pirineos franceses son nórdicas.
Enero es el mes de rebajas de invierno y las estaciones del grupo francés N'PY Nuevos Pirineos (Peyragudes, Piau, Gran Tourmalet, Luz Ardiden, Cauterets, Gourette y Arette-La Pierre Saint-Martin -además del espacio freeride de Pic du Midi) ha echado el resto para atraer a esquiadores españoles a sus pistas.
Gourette es una estación especial, pero no lo es por sus remontes o por sus kilómetros de pistas, sino porque combina el paisaje irrepetible del Valle d’Ossau con la autenticidad de sus habitantes, el clima soleado con las costumbres del Bearn.
Al otro lado de la frontera se esconde el secreto mejor guardado de los Pirineos franceses. Se trata de Artouste. Este centro invernal, alejado de las aglomeraciones y del mundanal ruido, luce aun mágico y salvaje incluso medio siglo después de su creación. Con el paso el tiempo, los habitantes de la región no sólo han sabido preservar su patrimonio sino que lo han mantenido tal cual era en sus inicios.