Fue uno de los focos de expansión y crecimiento de la pandemia en Europa y parece que ha aprendido la lección. Nos referimos al Tirol, que ha presentado su oferta turística, donde destaca un compromiso por el turismo sostenible y una clara apuesta por la calidad por delante de la cantidad. “La calidad debe ir antes que la cantidad”, dijo el gobernador Günther Platter y eso supone un máximo de 330.000 camas para turistas en toda la región.

 

Kitzbühel, en el Tirol austriaco, no tiene glaciar ni una gran altitud, pero cada año, es una de las primeras estaciones de Europa en estrenar la temporada de esquí.

 

Lo consiguen gracias a la nieve artificial y al snow farming, la técnica "cultivo de nieve" que permite almacenar la nieve de la temporada anterior y guardarla para la siguiente. La nieve se cubre con un material aislante especial en los meses de verano, de modo que solo un pequeño porcentaje se derrite.

 

 

 

 

El domingo por la noche, el estado de Tirol anunció que, concretamente, "el uso de las pistas de esquí durante el horario de funcionamiento, solo se permitiría con una prueba Covid negativa”. La medida entró en vigor este mismo lunes y dejó las pistas ya poco concurridas por las restricciones, casi vacías.