En la Península pocas estaciones de esquí, si es que hay alguna, permiten esquiar a dos mil metros de altitud con vistas al mar y disfrutar de un “sube y baja” en un solo día.
En el Pirineo, esto es posible únicamente en Vallter 2000, en la comarca gerundense del Ripollès, donde, hace medio siglo, un visionario panadero y pastelero decidió, por iniciativa propia y con gran valentía, construir una estación de esquí.