Para muchos, tener 44 años es estar en la flor de la vida y no sería yo quien dijera lo contrario, salvo que estuviéramos hablando, no de personas, sino de un teleférico y haber llevado a cuestas durante ese tiempo nada menos que a 34 millones de pasajeros, así que no nos extraña que sus responsables, hayan decido que ha llegado el momento de jubilarlo.