¿Será este, el año de los aludes? La primavera tiene la última palabra
Avalancha en Tignes 2017.
Jue, 26/04/2018 - 21:04
El fin de semana se presenta óptimo para la práctica del esquí de travesía y la nieve hará las delicias de los aficionados. El riesgo de aludes ha bajado a nivel 3, pero no hay que olvidar que ya son 13 las víctimas españolas por avalanchas este invierno.
Cierran las estaciones de esquí y empieza otra temporada. Hay metros y metros de nieve en nuestras montañas y ha llegado el momento de hacer sí o sí esquí de montaña, travesía, skimo o splitbord, sea cual sea la modalidad que practiquéis y como os guste llamarla.
A diferencia de lo ocurre en las estaciones, donde los itinerarios están balizados, los aludes controlados con explosivos y la nieve pisada y tratada, a partir ahora nuestro terreno sólo serán laderas, descensos y montañas con la nieve tal y como ha caído y se ha ido transformando a causa de los factores meteorológicos (lluvia, sol, cambios de temperatura, viento…) con el paso de los días.
Foto Jon Apodaka
Los gruesos de nieve siguen siendo notables en todas las áreas de montaña de la Península sin excepción. Muchas zonas por encima de los 2.200 metros registran dos y hasta tres metros de nieve y los cambios de temperatura son estos días notables y, por tanto, el riesgo de avalanchas es alto.
Efectivamente, en cuanto la nieve empieza a depositarse en la superficie del suelo, e incluso antes, comienza a transformarse debido a un conjunto de factores físicos muy relacionados con la meteorología.
Estas transformaciones no sólo se producen en situaciones de altas temperaturas y de fusión de nieve, si no también debido al viento, las bajas temperaturas, la insolación, etc. Bajo estos condicionantes los cristales de hielo modifican sus características iniciales de tamaño y forma.
Como resultado de las sucesivas nevadas y de los mencionados cambios tenemos un manto nival formado por diversas capas estratificadas.
Según las características de las sucesivas capas y la evolución general del manto, éste puede presentar menor o mayor inestabilidad y puede desencadenarse un alud.
A día de hoy, el riesgo según el Boletín de Peligro de Aludes es sólo de 2-3 sobre 5 en todo el Pirineo, pero esta situación puede cambiar de un día para otro si se cumplen los pronósticos meteorológicos y este fin de semana llueve e incluso nieva en las cotas más altas. Y es que este año, hasta que no se funda todo lo que ha precipitado las últimas semanas el riesgo se mantendrá y podríamos estar hablando de toda la primavera, según fuentes de Protección Civil.
un año de récord con 13 víctimas españolas causadas por aludes este invierno
Por eso hay que prestar especial atención a las salidas de montaña y no olvidar que, si continuamos al ritmo de este invierno, podemos cerrar la temporada con el triste récord de ser el años con mayor número de víctimas españolas causadas por aludes. Por el momento, la cifra se eleva a trece y es responsabilidad de todos los que practicamos esquí de montaña que no aumente.
Es cierto que este invierno han acontecido una serie de coincidencias que han favorecido las acumulaciones de nieve y la propensión a formarse avalanchas -nevadas abundantes acompañadas de viento, temperatura y humedad que han dificultado que la nieve se estabilice- pero no es excusa para que el factor humano haya y siga siendo determinante.
De los tres tipos de aludes que existen, dos son los que nos podemos encontrar si salimos a practicar esquí de montaña: aludes de placa y aludes de fusión.
El primero (alud de placa) se produce por la ruptura de placas y desprendimientos teniendo en cuenta que las temperaturas han subido mucho. El resultado es el deslizamiento de las capas superiores, aparentemente estables, sobre capas de baja cohesión o sobre superficies de rehielo.
El Instituto Cartográfico y Geológico de Catalunya nos ayuda a conocerlos: “En general la existencia de cornisas de nieve son un indicio de la existencia de placas vertiente abajo, a pesar de que no se trata de una condición imprescindible. La fragilidad de las placas y la desunión con las capas inferiores hacen que éstas actúen como trampa para excursionistas y esquiadores. Los aludes de placa son los que provocan más accidentes en este colectivo: el 70% de los accidentes”, explica en su página web.
El segundo tipo de alud (el de fusión o nieve húmeda) y como su nombre indica, lo provoca la fusión del manto nival cuando la temperatura del aire supera claramente los 0ºC o en caso de lluvia. Son los típicos aludes de primavera, posiblemente los más conocidos. El Instituto Cartográfico y Geológico de Catalunya nos instruye sobre sus características: “se caracterizan por una nieve húmeda y pesada. Su velocidad de desplazamiento es lenta aunque no por esto dejan de ser peligrosos”.
Antes de salir a la montaña conviene estar informado del riesgo de aludes para ese día. Una información que se emite a diario a través del boletín de peligro de aludes que otorga el Institut Català Geolègic de Catalunya, Protecció Civil de Andorra o la Agencia Estatal de Meteorología, entre otros.
Otro factor clave pero que a veces no tenemos en cuenta, es la necesidad de planificar el itinerario adaptando el recorrido al grado de peligro previsto, considerar la posibilidad de rutas alternativas y adaptar la excursión a las dimensiones del grupo, la forma física y el nivel de técnico propio y de los compañeros, el material del que se dispone y su estado.
No hay que olvidar tampoco el material básico de seguridad: ARVA (dispositivo de localización y búsqueda de víctimas de aludes), pala y sonda e informar del itinerario a seguir a familiares, amigos o guardas de refugio, ya que en caso de accidente se facilitar la búsqueda.
Ya estamos en la montaña, lo tenemos todo listo y hay que disfrutarlo. ¡Ah, se nos olvidaba! Antes de iniciar el recorrido pondremos en modo de emisión el ARVA a pesar de que tengamos la sensación de que no hay peligro y de que seamos unos expertos. Toda prevención es poca y no queremos ni una víctima más por avalancha esta primavera.
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