Como siempre, nos encontramos en el bar, nos tomamos un par de cafés y salimos espídicos hacia el remonte mecánico. Nos desplazamos entre pistas y telesillas hasta la percha de Argulls. La aproximación con forfait era simple, lo único que debíamos tener en cuenta era no clavarse el piolet en el trasero mientras nos sentábamos en la silla, por lo demás... !Chollo!
 

 

 

Al final del telearrastre de Argulls, nos pusimos los esquís en la mochila y atravesamos toda una larga diagonal en flanqueo a izquierdas en busca de el coll d’Argulls. Este flanqueo suele estar trazado por esquiadores de la estación que van a buscar el mismo collado para descender a la vertiente norte. Al ser vertiente sur hay que tener precaución según la hora que se cruzan las pendientes más pronunciadas, ojo también a las placas de viento después de nortadas. Nosotros pillamos pura hierba.

 

Una vez en el collado de Argulls nos calzamos los esquís y deslizamos su corredor Norte, lo llaman “Tubo Pernas”. En la vertiente norte encontramos muy buena nieve para fluir tranquilamente. A nuestra derecha dejamos la pared Noroeste de la Llança y fuimos a buscar la entrada del corredor.  Ya en la base, con la nieve por las rodillas, realizamos un pequeño flanqueo a la izquierda para buscar el canalón central.
 

 

 

La nieve azúcar era abundante, por debajo, la roca y los matojos. En cortos resaltes encontramos la nieve dura para progresar cómodamente. No estaba en sus mejores condiciones, pero seguía siendo divertida.
 

 

 

Un primer canalón estrecho de unos 60 metros nos condujo a una amplia campa de nieve con un pinito pequeño al final de esta. Una vez allí atravesamos hacia la izquierda en flanqueo ligeramente descendente y bordeamos el espolón. Ya del otro lado entramos en el corredor central. La línea es muy evidente a partir de ahí. 

 

Seguimos recto para arriba y nos paramos al pie de un primer resalte de roca con un pitón en su base. El resalte se supera más fácil en tendencia a la izquierda y a los 15 metros es posible asegurarse o montar reunión en un camalot 0’5 abandonado de por vida. 

 

 

Seguimos por terreno fácil unos 150 metros. Hasta la salida del corredor por otros resaltes rocosos. Optamos por salir por un corredorcito lateral a la derecha antes de la cumbre, pero nos hartamos de abrir zanja y reculamos para la canal central.

 

 

Una vez arriba unos bonitos metros de arista cimera y bocatazo en la cumbre.

 

Una vez más, pasamos un día perfecto en un entorno excepcional, próximo y con infinidad de posibilidades. Las vistas desde la cumbre fueron realmente magníficas.
 

 

 

 

El descenso desde la cumbre lo realizamos por la ladera sur con una nieve escasa y transformada dirección a las pistas de esquí y nuevamente a celebrarlo como es debido.
 

 

 

Con la primera cerveza apaciguamos un poco la sed, la segunda, para recuperar las sales minerales y todo lo que fuimos abandonando por el camino, a partir de la tercera empezaron a surgir nuevas ideas y proyectos con los que disfrutar de un buen ratito en la montaña.