El principal problema que se nos plantea con las botas de esquí frente al resto de calzado es la humedad, que es la gran culpable de ese mal olor.

 

 

Humedad, como hemos dicho es la principal causa. El sudor de los pies puede pasar a los calcetines y por último al botín. Se forman bacterias a las que les encanta la humedad, y este medio húmedo es ideal para ellas, para eliminar el olor de las botas es necesario eliminar estas bacterias.  Veamos podemos luchar contra ellas:

 

 

Calcetines
 

Debemos elegir unos calcetines adecuados. No deben ser calcetines gruesos que nos harán sudar más, el botín ya está forrado y por lo tanto nos protege del frío. Actualmente existen calcetines específicos que nos ayudarán a sudar menos, incluso algunos con tratamiento antibacteriano. 

 

 

Botín
 

Debemos secar bien el botín, para ello podemos utilizar secadores especiales para botas, o sacar el botín de la bota para que se seque completamente. La humedad en el botín es el principal responsable del olor de las botas, por ello después de cada jornada de esquí es preciso proceder a su secado. Incluso cuando estén secas se puede dejar algún elemento secante en su interior, algo tan sencillo como puede ser una hoja de periódico.

 

 

Botas
 

Las botas también pueden ser responsables del mal olor. Debemos evitar que entre humedad en su interior y llevar bien ajustadas las polainas de los pantalones y ajustados los cierres. A parte ello, una vez extraído el botín podemos secar su interior, pero teniendo cuidado que el método elegido no termodeforme la carcasa de la bota. 
 

 

 

 

Cloroxilenol
 

Su versión comercial es dettol, se trata de un agente desinfectante eficaz para matar dichas bacterias. En definitiva, el interior de la bota se puede limpiar con un desinfectante antibacteriano como los desinfectantes que hemos estado utilizando durante la pandemia del Covid-19 para las manos.

 

Se puede aplicar directamente o mejor rebajado con algo de agua. Se trataría de rociar el interior de la bota y después dejar actuar durante 2 días hasta su secado.

 

 

Popularmente existen multitud de remedios para ello, como por ejemplo poner las botas en el congelador, esto provoca que las bacterias queden congeladas y durante algunos días no emitan olor, pero al pasar los días volverán a activarse y con ellas el mal olor.

 

En definitiva, de lo que se trata principalmente es de evitar la humedad y como hemos explicado anteriormente intentar que la carcasa y los botines estén bien secos. Incluso ir más allá, aunque parezcan estar bien secos, dejar algún secante desde una hoja de periódico hasta capsulas secantes con aromas.

 

 

 

Esperamos haber ayudado con estos consejos, si tenéis alguno nuevo nos los podéis hacer llegar.