La nieve es un magnífico lugar para divertirse y hacer deporte pero no podemos olvidar que también conlleva riesgos que pueden hacer que la experiencia no acabe siendo todo lo satisfactoria que desearíamos. Es muy importante conocerlos pues en muchos casos basta con prevenirlos.

 

Uno de ellos, silencioso y al que a veces no damos la importancia que merece y que puede poner en seria dificultades tus vacaciones de nieve es una enfermedad muy común en la montaña: hoy hablamos de la fotoqueratitis o ceguera de nieve

 

 

 

 

Según varias investigaciones, este problema ocular se asocia a la excesiva exposición de nuestros ojos a los rayos ultravioletas (UV) que en los lugares como las montañas o polos resultan amplificados por causa de la reflexión del sol en el hielo y la nieve. Esta sería la descripción amable, en realidad, se trata de una quemadura de la córnea causada por una sobreexposición de rayos UV.

 

 

Las señales que nos deben hacer sospechar que quizá suframos ceguera de nieve además de escozor, irritación y dolor en los ojos son:  visión borrosa, conjuntivitis, pequeños espasmos oculares, hipersensibilidad a la luz y pérdida temporal de la vista. En casos agudos, puede provocar lagrimeo excesivo y fotofobia.

 

 

 

 

La ceguera de nieve es reversible y con algunos cuidados como descansar la vista, las heridas causadas por la hiperexposición a los rayos UVA pueden cicatrizar solas.

 

Si notas alguno de los síntomas de la fotoqueratitis mientras practicas esquí o snowboard, no te frotes los ojos. Evita tocártelos  y en caso de usar lentes de contacto, quítatelas inmediatamente para evitar daños mayores. Aléjate de los lugares que reciban demasiada luz y no mires donde se refleje el sol ni directamente a él. Genial si buscas protegerte en un principio a la sombra pero lo mejor es ir cuanto antes al interior de algún lugar, un bar de pistas o el hotel por ejemplo y cubrir tus ojos con un paño suave o una gasa para descansar la vista.

 

 

Acude a un médico que tras examinarte te podrá recetar alguna crema o antibiótico si lo estima necesario además de algún colirio anestésico. No olvides que cualquier tratamiento has de hacerlo siempre bajo supervisión médica. 

Los rayos ultravioletas (UV) emitidos por el sol son invisibles para el ojo humano

Los estudios demuestran que la ceguera de la nieve es más común en zonas de mayor altitud, donde los rayos ultravioleta son más intensos.

 

 

Con unas sencillas medidas de protección podrás evitar esta incómoda enfermedad y evitar que se compliquen tus días en la nieve. Unas gafas de sol polarizadas, que evitarán los reflejos del sol, bloquearán los temidos rayos ultravioletas. Mejor si llevan protectores laterales, aunque normalmente, las gafas pensadas para los deportes de invierno suelen tener las patillas anchas para impedir la entrada por los laterales de las gafas de los rayos solares.

 

 

Usa gafas Incluso en los días nublados, ten en cuenta que los dañinos rayos UV penetran a través de las nubes, por lo que siempre es mejor estar protegidos en todo momento.

Si usas lentes de contacto, asegúrate que éstas tengan una buena protección UV, aunque debes saber que si no usas igualmente unas buenas gafas de sol, estas lentes protegen sólo la córnea y el iris, por lo que estarás igualmente en riesgo a la exposición al sol, o lo que es lo mismo, a la ceguera de la nieve.

 

 

 

Esta enfermedad es parecida a la oftalmia de la nieve pero es más rara. Es una forma menor de fototraumatismo macular, se provoca cuando hay una alta exposición a la luminosidad lo que lleva a una saturación del blanco del ojo que origina una visión monocromática. El caso más grave de esta enfermedad se provoca por mirar al sol directamente, la retina se quema por los rayos ultravioleta y se tiene la sensación de que se ve una mancha oscura