Que la estupidez humana no tiene límites es algo de lo más cotidiano, muchas veces nos provoca la risa y generalmente no pasa de ahí. Pero si quien la practica es un cargo político o religioso, en este caso ambas cosas, y ejerce de guía espiritual ante sus súbditos y seguidores, la carcajada se me hace bola en la garganta y lo que me parecía estupidez, ahora se hace que es mucha mala fe. Pánico me dan estos líderes de lo que sea.

 

 

Resulta que un importante Jeque de Arabia Saudí, el Muftí (erudito jurista religioso) Mohammed Salé al Munajjid no se le ocurre otra "erudición" que condenar los muñecos de nieve por fomentar la lujuria y el erotismo.

 

Sí, querido lector, como lo lees. Si en este momento te has quedado atónito y no sabes si reír o echarte a temblar, te diré que a mi, lo cierto es que no me hace ninguna gracia; y si lo primero que me ha dado por pensar es que el tipo en cuestión está falto de más de un hervor, la razón me dice que es todo lo contrario y que se trata de echar más leña al asunto de la intolerancia de unos hacia otros, y que me da rabia, porque con su pan se lo coma, pero que nos deje en paz a los que no somos como él ni queremos serlo. 

Muchos fervientes seguidores, tan religiosos como él pero mucho más inteligentes, ya lo han puesto a caer de un burro y le han dicho de todo menos bonito en las redes sociales; me quedo con esta reflexión, muy útil para esta y otras religiones. Dice así: «que Dios preserve a los eruditos su gran visión que les permite ver problemas y pecados en los que ni el mismo Satanás se había fijado».

 

 

Así que la idea del jeque y sus secuaces, que yo pienso que estas cosas no se piensan en momentos de iluminación celestial, sino en los de querer joder con la pelota, es que como los muñecos de nieve son un invento occidental, pues que no quiere que sus súbditos y feligreses puedan hacer muñecos, no sea que estén moldeando al mismísimo diablo con sus manos y que les de por comerle la zanahoria. 

 

En la provincia de Tabuk, en la frontera con Jordania han caído intensas nevadas, así que la chiquillería se ha quedado en sus casas y de muñecos nada. Y bien sabe Dios, que también es Alá, que si alguien prohibe a un niño que haga un muñeco con lo que haya caído del cielo es, cuanto menos, un mala persona por muy jeque que sea y a mi ya me da mala espina.

 

Déjenos de sus cuitas jeque, y no nos toque los muñecos ni nos ponga en jaque, que la nieve viene desde las alturas y es del mismo color para todos.