El rápido deterioro pone en jaque la pista de esquí de la planta incineradora de Copenhague
CopenHill, la culminación de un proyecto que aúna energía verde y ocio, símbolo de Copenhague.
Jue, 26/08/2021 - 16:52
El operador de CopenHill niega que tenga que cerrar, pero admite que su superficie esquiable se está desgastando más rápido de lo esperado y hay que repararla.
Cuando hace menos de dos años -octubre de 2019- se puso en marcha CopenHill, en Copenhague, la capital de Dinamarca, fue un hito histórico. Era una combinación sin precedentes de energía limpia -capaz de convertir 440.000 toneladas de residuos al año- y ocio -con la pista de esquí sintética de mayor altura del mundo-.
Sin embargo, dos años después, la superficie de esquí de CopenHill, también conocida como Amager Bakke, muestra signos de deterioro mucho más rápido de lo previsto.
El periodico danes The Copenhagen Post asegura que "los trabajos de renovación costarán 9,5 millones de coronas (más de 1,5 millones de euros) y se pueden completar para 2024, pero el proceso se complica por una disputa sobre la responsabilidad entre la Fuación Amager Bakke y la compañía de seguros Tryg, con quien tiene un seguro de responsabilidad civil”.
Si Fonden Amager Bakke pierde el caso, afirman, la pista de esquí deberá cerrar indefinidamente.
La noticia del prestigioso rotativo danes ha disparado las alarmas y el operador de la pista de esquí CopenHill ha tenido que salir al paso asegurando que no habrá que cerrar ni temporal ni permanentemente, aunque reconoció que “la superficie se está desgastando más rápido de lo esperado y, por lo tanto, algunas partes de la pista deben ser reemplazadas".
Según los operadores, "cuando es necesario reemplazar la base de esquí, se hará en áreas pequeñas. Por lo tanto, no irá más allá del horario de apertura y se podrá continuar esquiando en las áreas que no están en proceso de reemplazo”.
CopenHill, una central eléctrica de conversión de residuos en energía coronada con la primera y única pista de esquí en Copenhague, fue un proyecto histórico para Bjarke Ingels Group (BIG) desde su apertura en octubre de 2019.
Ubicada en la isla Amager, la pista de esquí fue fundamental para el diseño de la planta de conversión -con un presupuesto de más de 670 millones- que se inauguró en marzo de 2017. La pista en sí abrió dos años y medio más tarde.
El proyecto fue aclamado como el ejemplo más claro de la firma danesa de lo que Ingels había definido como "sustentabilidad hedonista", una estrategia de diseño en la que la sustentabilidad "en realidad se convierte en la alternativa más divertida y agradable de lo que conocemos".
Independientemente de cómo se desarrolle la renovación de la pista de esquí, la mitad de la “sostenibilidad” de la fórmula de la “sostenibilidad hedonista” continuará su actividad, proporcionando suficiente electricidad limpia y calefacción urbana para 150.000 hogares.
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