La pérdida de hielo marino en el Ártico alimenta las nevadas extremas en Europa
Estación del Instituto Meteorológico Finlandés en el Parque Nacional de Pallas (Finlandia), lugar utilizado en el estudio.
Lun, 05/04/2021 - 08:22
Un nuevo estudio de siete investigadores de instituciones de Estados Unidos, Finlandia, Francia y Noruega halla un vínculo directo entre los dos fenómenos y sugiere que podría ser parte de un patrón.
Las grandes nevadas invernales en Europa podrían verse impulsadas por la pérdida de hielo marino del Ártico, esta es una de las principales conclusiones que sugiere una investigación llevada a cabo por siete investigadores de instituciones de Estados Unidos, Finlandia, Francia y Noruega y publicada el 1 de abril por Nature Geoscience.
Hasta ahora, la pérdida del hielo marino del Ártico se ha relacionado con inviernos fríos y nevados en latitudes medias. Sin embargo, los mecanismos y un vínculo directo siguen siendo esquivos debido a la evidencia observacional limitada. El informe de Nature Geoscience arroja un poco de luz.
Configuración de los centros de altas presiones y bajas presiones durante el episodio de la "Bestia del Este" en febrero 2018
El estudio analiza el episodio meteorológico invernal conocido como la Bestia del Este, la combinación de un potente anticiclón sobre la península Escandinava y una borrasca al norte del mar Negro, lo que provocó una gran diferencia de presión provocando un pasillo de viento del noroeste entre los dos centros de presión. Este viento transportó el aire frío desde Siberia hacia el interior de Europa, por lo que una lengua de aire frío se derramó sobre el continente acompañada de fuertes nevadas y heladas en toda Europa en febrero de 2018. El estudio analizará las mediciones de isótopos de vapor de agua atmosférico.
Según los investigadores, la ‘Bestia del Este’ se alimentó de la pérdida continua de hielo marino invernal en el mar de Barents, un territorio compartido entre Noruega y Rusia que se encuentra dentro del océano Ártico. Para medirlo, han utilizado coincidencias isotópicas, datos satelitales y modelos para rastrear los orígenes de la nieve.
Los autores encontraron que aproximadamente 140 gigatoneladas de agua se evaporaron del mar de Barents durante la Bestia del Este, proporcionando potencialmente hasta el 88% de la nieve fresca correspondiente sobre el norte de Europa.
Los datos del nuevo análisis muestran que de 1979 a 2020, la evaporación neta de marzo a través del mar de Barents aumentó en aproximadamente 70 kg por metro cuadrado de hielo marino perdido por año de aumento en las nevadas máximas de Europa.
También permite concluir que la pérdida de hielo marino en el Ártico genera nevadas extremas en Europa porque provoca temperaturas más bajas de las normales en ese continente y otras zonas de latitudes medias del planeta.
Este incremento de las nevadas fue el episodio meteorológico más importante registrado en siete años para Reino Unido, al causar pérdidas diarias de 1.000 millones de libras esterlinas (casi 1.200 millones de euros) debido al atasco de las carreteras y la ausencia de trenes y autobuses, lo que impidió a los trabajadores salir de sus casas.
Los ventisqueros hicieron que las carreteras fueran prácticamente intransitables en Rathmore, Co Kildare (Irlanda del Norte). Fotografía: Niall Seargent
A medida que el Ártico se calienta, es probable que el vórtice polar -una zona de aire frío y bajas presiones que existe sobre los polos durante las estaciones frías- se desplace hacia el sur, provocando así brotes de temperaturas inferiores a las normales en Eurasia y América del Norte.
El informe vincula directamente la pérdida de hielo marino del Ártico con el aumento de la evaporación y las nevadas extremas, y significa que para 2080, un mar de Barents sin hielo atlántico será una fuente importante de humedad invernal para la Europa continental.
“Lo que estamos encontrando es que el hielo marino es efectivamente una tapa sobre el océano. Y con su eliminación a largo plazo a través del Ártico desde la década de 1970, estamos viendo cantidades crecientes de humedad que ingresan a la atmósfera durante el invierno, lo que afecta directamente nuestro clima más al sur, causando nevadas extremas. Puede parecer contradictorio, pero la naturaleza es compleja y lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico", explica Hannah Bailey, de la Universidad de Oulu (Finlandia) y autora principal del estudio.
Por su parte, Alun Hubbard, de la Universidad de Tromso (Noruega) y coautor del estudio recalca que este trabajo ilustra “la complejidad subyacente del sistema climático y que los cambios abruptos que se están presenciando en el Ártico hoy en día están afectando a todo el planeta”.
Anomalías en la extensión del hielo marino del Ártico y la Antártida, 1979-2020
“El cambio climático no siempre se manifiesta de las formas más obvias. Es fácil extrapolar modelos para mostrar que los inviernos se están volviendo más cálidos y, por lo tanto, pronosticar un futuro prácticamente sin nieve en Reino Unido y Europa, pero nuestro estudio muestra que es demasiado simplista. Debemos tener cuidado de hacer declaraciones amplias y descaradas sobre el cambio climático y sus impactos, ya que al igual que la ‘Bestia del Este’ paralizó al Reino Unido en 2018, predicciones tan simples volverán a atormentarnos", concluye.
La idea de que la disminución de la capa de hielo invernal puede generar nevadas adicionales no es nueva. El hielo actúa como una tapa sobre lagos y océanos, evitando que el agua que se encuentra debajo se evapore a la atmósfera.
Estudios anteriores han relacionado la disminución de la capa de hielo invernal en los Grandes Lagos de América del Norte con un aumento en las nevadas con "efecto lago", mientras que otros investigadores han utilizado modelos para explorar el vínculo entre la disminución del hielo marino, el aumento de la evaporación y las nevadas, particularmente frente a la costa de Siberia.
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