De nuevo a vueltas con la necesaria pero nunca bien ponderada (por sus responsables) modernización de Valgrande-Pajares. Para seguir poniendo parches, un nuevo proyecto, que no digo yo que no mejoraría la situación pero que no hace sino aplazar lo que con el tiempo será (o tendría que ser), que la estación asturiana tenga su deseado telesilla desembragable sustituto del (casi) difunto Cueto Negro, aparece -a largo plazo también- desde el Gobierno del Principado.

 

El asunto colea desde el año 2007 cuando apareció un plan que proyectaba la instalación de un telesilla en Valgrande que mejorara la capacidad de transporte de esquiadores a la cima del centro invernal y que se presupuestó ya por aquél entonces en unos 7,5 millones de euros que si se han visto ni se los espera, al menos hasta ahora.

 

Aunque el proyecto sigue siendo eso, un proyecto, y continúa viviendo el sueño de los justos, el toro está a la espera de que alguien lo coja por los cuernos (y ponga la pasta). Pero algo se mueve al menos: un nuevo estudio ha sido presentado por el Gobierno asturiano de la mano del consejero José Ramón Tuero ante la Federación de Deportes de Invierno del Principado de Asturias (FDIPA), concesionarias y "esquiandos" que readaptaría la situación y, según el documento, permitiría reducir en unos tres "kilitos" (de euros, que no es poco) el coste de la operación.

 

 

El plan se basa en que en lugar de construir el desembragable en el Cueto Negro, se adaptaría el ya existente Brañilín -telesilla de pinza fija- tecnología actual mediante, para reconvertirlo a este sistema de remonte más rápido y moderno (de 4 a 6 plazas, aún no está claro) y teletransportar de esta manera al doble de esquiadores. Magia potagia.

 

Ojo, la idea no es mala pero sencillo no ha de resultar, que la que se liaría supondría para las arcas el estado autonómico un desembolso de 4 o 4,5 milloncejos; se desmontaría el Brañilín dejando las pilonas donde están, se sustituirían las instalaciones de la salida y la llegada, el cable, algunos otros elementos y las sillas que unas nuevas reemplazarían provistas de un hangar en las que recogerlas después de su utilización diaria. De esta manera, el viaje se reduciría a 6 minutos el viaje. 

 

Por si el proyecto para lavarle la cara a la estación del Valle de Lena fuera poco, existe un plan B, que consistiría en la creación de un telesilla para debutantes entre la zona baja y los pasos de Martinelli de Valgrande-Pajares. Así mismo, aprovechando las estaciones de salida y llegada desmanteladas se montaría un nuevo telesilla en la zona media mientras que las piezas descartadas del Brañilín irían a parar al Valle del Sol para darle más juego a aquél sector.

 

En fin, que de momento la perdiz, de tan mareada que está de tantos millones en el aire y ninguno en la mano, nos tememos que va a seguir igual. Ojalá me equivoque pero para largo me lo fían estos deudores... ¿Hacemos apuestas?