Ni la oposición de los vecinos, ni la más de 3.000 firmas recogidas en su contra han impedido que la estación de esquí Mount Shasta Ski Park, en el norte de California, haya instalado finalmente una estatua de la Virgen María de 6 metros de altura en la cima de Douglas Butte, una de las cumbres principales del complejo.
Lo que comenzó como un homenaje personal de los propietarios del parque ha desencadenado un debate sobre la intersección entre fe, cultura y la preservación del paisaje natural.
La idea de erigir la estatua fue concebida por Ray Merlo, patriarca de la familia propietaria de Mt.Shasta desde 2017.
Tras su fallecimiento en 2020, su esposa, Robin Merlo, decidió materializar este sueño en su memoria. En diciembre de 2023, la estatua de bronce fue inaugurada con el nombre de "Nuestra Señora del Monte Shasta". Desde el parque, describieron el proyecto como “personal” y un reflejo de los valores familiares.
Según Robin Merlo, la estatua busca “honrar la belleza y el poder espiritual de la montaña que todos amamos tanto”, y no pretende promover ninguna religión en particular. Sin embargo, este mensaje no ha logrado calmar las críticas.
El Monte Shasta, un volcán venerado tanto por las tribus indígenas como por los practicantes de la Nueva Era, ha sido durante siglos un lugar de culto y contemplación.
Desde el anuncio del proyecto, la comunidad local expresó su descontento. Una petición en Change.org, encabezada por "Joe Skibum", recolectó más de 3.300 firmas en contra de la instalación.
Los detractores argumentan que la estatua amenaza con alterar el entorno natural y espiritual de la cumbre de Douglas Butte, además de alienar a quienes no comparten las creencias religiosas implicadas en el monumento.
“Mantengan la religión fuera del esquí”, exigió una residente de Chico, California, mientras que otros señalaron la ironía de utilizar un espacio natural para imponer un símbolo tan divisivo.
Shawnee Kasanke, experta en ciencias ambientales, criticó la estatua como un recordatorio de la colonización y la imposición cultural en tierras sagradas indígenas. “La ubicación perpetúa el daño y representa una falta de respeto hacia las tradiciones nativas”, afirmó.
La región, conocida por su belleza prístina, se enfrenta a la disyuntiva entre la intervención humana y la conservación ambiental. Para algunos críticos, la estatua simboliza un exceso de infraestructuras innecesarias que benefician a unos pocos en detrimento del paisaje.
Por otro lado, hay quienes consideran que la estatua no afecta significativamente al entorno ni a la experiencia de los visitantes. Traci Roberti, una esquiadora de larga trayectoria, opinó que "la montaña es lo suficientemente grande para todos" y recordó que el respeto por el poder de la naturaleza debería ser el mensaje principal.
La petición también solicitó la intervención del Servicio Forestal de Estados Unidos, que otorga los permisos al parque, pero hasta ahora no ha habido una resolución oficial.
Mientras tanto, la estatua de "Nuestra Señora del Monte Shasta" sigue en pie.
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