La antigua estación de esquí de Puigmal 2900, ubicada en los Pirineos Orientales y cerrada definitivamente desde octubre de 2023, se convirtió en el epicentro de una fiesta rave ilegal que despertó la alarma de las autoridades locales y la Prefectura de los Pirineos Orientales.

 

 

 

La Prefectura, informada por el Ayuntamiento de Err sobre la organización de la rave, emitió un decreto urgente que prohibió el acceso a la estación.

 

Las autoridades citaron numerosos riesgos, entre ellos daños a bienes públicos, peligros de seguridad vial debido a las condiciones de la carretera que conduce al lugar y la ausencia de infraestructuras sanitarias y de seguridad.

 

Además, se alertó sobre posibles comportamientos adictivos que podrían poner en peligro la integridad de los asistentes.

 

A partir de las 8:00 de la mañana del martes, la gendarmería estableció controles en la carretera RD-89, en el municipio de Sainte-Léocadie, para impedir el acceso de vehículos al área de la estación.

 

Solo se permitió el paso a residentes locales y servicios de emergencia. Un despliegue de ocho gendarmes vigiló el perímetro mientras se realizaban inspecciones adicionales para garantizar el cumplimiento del decreto.

 

 

Según Bernard Javelas, secretario del Ayuntamiento de Err, los okupas causaron daños significativos en los edificios públicos y negaron el acceso a las infraestructuras municipales.

 

Fuentes del consistorio confirmaron que los organizadores habían utilizado aplicaciones de mensajería segura para convocar a más participantes al evento de Nochevieja.

 

A pesar de las restricciones impuestas por las autoridades, algunos asistentes lograron acceder al lugar antes del cierre de la carretera.

 

 

Las pistas de Puigmal 2900 a principios de marzo de 2023, una temporada con altibajos.
 

La estación de Puigmal, cerrada inicialmente en 2013, había intentado revitalizarse con una reapertura en 2021, pero fue declarada en liquidación judicial a finales de 2023.

 

Ahora, sus instalaciones se encuentran en un estado de abandono que las convierte en un blanco fácil para actividades clandestinas.

 

Las autoridades locales instan a una mayor vigilancia y medidas preventivas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.