El cierre tiene un efecto económico dramático para los complejos de esquí y para los negocios -desde hoteles, restaurantes, comercio, etc.- de la Laponia finlandesa.

 

 

 

Para ello, y aprovechando las grandes cantidades de nieve que todavía hay en sus pistas, las ratracs están trabajando duro para amontonarla en grandes pilas de nieve. Las pilas se cubren con 3 capas de un material llamado geofabric que aísla la nieve de la lluvia, el viento y la luz solar.

 

Es la técnica que se conoce como snow-farming (cultivo de nieve), que cada año se mejora con nuevos materiales que permiten conservar más y mejor nieve.

 

"Los depósitos de nieve se quedan debajo de las mantas hasta que es hora de extender la nieve de nuevo sobre las pistas para la nueva apertura de temporada", explica el director comercial de Levi Ski Resort, Marko Mustonen, a Observer Barents.

 

 

Tanto Levi como Ruka planean una apertura récord el mes de octubre para intentar compensar parte de las pérdidas de este cierre anticipado.

 

“Estamos probando un nuevo material de aislamiento Finnfoam, que es altamente resistente al vapor. Debe minimizar la evaporación de la nieve al 5-10%”, señala Mustonen.

 

Normalmente, la nieve permanece en las pistas hasta que se derrite a principios de mayo, pero debido al cierre de la corona a fines de marzo, este año se puede recolectar y preservar más nieve.

 

Las tareas para dar forma a las pilas de nieve y luego poderlas cubrir ya ha empezado. Cada montón de nieve es de 10.000 a 30.000 m3. En Levi se preservarán alrededor de 150.000 m3 de nieve gracias a estas nuevos sistemas de cobertura y otra cantidad parecida en Ruka.

 

 

El impacto del coronavirus en las estaciones de esquí de Laponia llegó en su momento álgido y se calcula que se han perdido alrededor del 25% de las ventas anuales.

 

En la parte positiva, piensan los responsables finlandeses: "la gente estará ansiosa por pasar su tiempo en actividades al aire libre como esquiar, montar en bicicleta, caminar y respirar aire nórdico fresco".