A pesar de la incertidumbre por las medidas de confinamiento decretadas por los países vecinos los centros invernales del principado están prácticamente a punto para empezar. Esperan la luz verde del Gobierno y la llegada de la nieve para abrir. 

 

 

 

Según la Radio y Televisión Andorrana, el volumen de contrataciones es inferior a otros años, teniendo en cuenta que se esperan muchos menos turistas debido a la crisis sanitaria.

 

Todas las empresas siguen la línea de contratar menos personal teniendo en cuenta que la pandemia dificultará la llegada del mismo volumen de visitantes que en otras ocasiones, sobre todo de mercados extranjeros. 

Las plazas de las que más se ha prescindido corresponden a monitores ya la restauración, aunque se dispone de una bolsa de personal para poder hacer contrataciones temporales si fuera necesario.

Algunas de las plazas de las que más se está prescindiendo son las de instructor de esquí y las de la restauración. Por poner un ejemplo, Grandvalira tendrá un 30% menos de empleados de este perfil, una reducción que repercute directamente en las plazas de alojamiento.

 

En el caso de Vallnord Pal Arinsal, la situación es un poco diferente porque al estar abierto todo el año, la mayoría de los trabajadores son residentes. Mientras que la plantilla de empleados fijos se mantiene, ha disminuido un 20% la solicitud de trabajadores de temporada.

 

Vallnord y Grandvalira ultiman los preparativos para iniciar una temporada de nieve diferente. Los técnicos de los dominios esquiables revisan, limpian y ponen a punto las instalaciones para abrir con una nueva normalidad.

 

Grandvalira Ensisa (Soldeu El Tarter) mantiene el puente de la Purísima como fecha de apertura, aunque su director David Hidalgo observa en el medio BonDia que, "la Purísima no está asegurada para nosotros ni para nadie". En todo caso se muestra optimista, y más teniendo en cuenta que el esquí es un sector que está acostumbrado a trabajar con situaciones de incertidumbre.

 

La previsión de las estaciones pasa por una temporada con dos partes. La primera con clientes de mercados de proximidad, mientras que para la segunda vislumbran la posibilidad de atraer turistas de países más lejanos si las restricciones se levantan. Así, confían en que de cara en febrero, marzo y abril puedan llegar clientes ingleses y escandinavos. Los turoperadores de estos países están preparados, dice Hidalgo.