Una pareja de Melbourne infectada con COVID-19 durante unas vacaciones de esquí en los Estados Unidos ha sido objeto de reiteradas quejas y denuncias por parte de la policía después de que supuestamente ignoraron los consejos para aislarse y visitaron tiendas y un campo de golf en la península de Mornington.

 

Una figura rica de la industria financiera y su socio eran dos de una docena de australianos que se cree que contrajeron el coronavirus después de ir al exclusivo complejo de esquí de Aspen, Colorado, a principios de este mes.

 

Varias fuentes coinciden en explicar a los periódicos australianos The Age y Sydney Morning Herald que al menos otros dos australianos que asistieron al evento se negaron a hacerse la prueba en Aspen porque eran reacios a interrumpir sus viajes de esquí.

 

La pareja, a quien The Age y Sydney Morning Herald decidieron no nombrar por razones legales, regresó a Melbourne el 6 de marzo y cuatro días después las autoridades de salud victorianas les informaron que tenían un alto riesgo de infección debido al brote en Aspen.

 

 

Las autoridades australianas habían emitido una orden a fines de enero para que las personas se autoaislaran durante 14 días si habían estado en contacto con un caso de coronavirus, pero aún no se había promulgado el autoaislamiento obligatorio para todos los viajeros extranjeros.

 

Esta pareja era asintomática y no se aisló automáticamente a su regreso de los Estados Unidos. Solo se hicieron las pruebas el 15 de marzo en el Hospital Frankston, dijo una fuente. La mujer fue la primera en dar positivo a COVID-19 y su pareja dio positivo dos días después.

 

Se aconsejó a los dos que se aislaran del público y se entiende que se quedaron en una propiedad en Portsea. Sin embargo, las mismas fuentes dicen que fueron vistos en tiendas en Sorrento y en un campo de golf cercano.

 

Se presentaron tres denuncias a la policía de Victoria entre el 17 y el 19 de marzo. The Age y Sydney Morning Herald han hablado con el demandante, también bajo condición de anonimato, quien dijo que había hablado dos veces con un oficial de la estación de policía Rosebud antes de que lo derivaran a una línea telefónica especial que se había establecido para monitorearlos.

 

 

No está probado que la pareja fuera responsable de transmitir COVID-19, pero sus apariciones en público han provocado una reacción violenta, especialmente entre los padres de estudiantes que asisten a las mismas escuelas privadas que sus hijos.

 

Una fuente cercana a la mujer dijo que no había incumplido ninguna obligación de cuarentena y afirmó que la pareja fue víctima de una campaña de desprestigio por parte de "amas de casa aburridas".