La estación de esquí de Métabief, en el macizo del Jura, ha anunciado el cierre de un 30% de su dominio esquiable, una medida que ha generado una ola de protestas tanto entre comerciantes como esquiadores locales.

 

 

La decisión de clausurar este sector se atribuye a la combinación de factores económicos y el impacto del cambio climático, que está haciendo inviable la sostenibilidad financiera de muchas estaciones de esquí en los Alpes y otros macizos.

 

 

El sector de Piquemiette es una entrada principal para los esquiadores suizos, al estar ubicado a apenas un kilómetro de la frontera, lo que lo convierte en un punto estratégico.

 

 

Esta decisión ha generado un descontento palpable. A los pocos días del anuncio, una petición en línea titulada "No al cierre de Piquemiette" había reunido más de 4.000 firmas, denunciando el impacto negativo en el turismo y el empleo.

 

Los firmantes lamentan que la medida pone en peligro a comerciantes que dependen del flujo constante de visitantes que accedían a la estación a través de este sector.

 

 

 

Las razones detrás de esta clausura no solo están relacionadas con la falta de rentabilidad del sector, sino también con el impacto que el cambio climático está teniendo sobre las estaciones de esquí de menor altitud, como Métabief, cuyas pistas se sitúan entre los 900 y 1.420 metros sobre el nivel del mar.

 

 

Según Philippe Alpy, presidente de la Unión Mixta Mont d'Or (SMMO), entidad que gestiona Métabief, esta situación se ha visto agravada por el aumento desmesurado de los costes energéticos, en gran parte debido a la guerra en Ucrania. "En los últimos años, los costes energéticos han aumentado un 400%, y además, en la temporada 2023-2024, la falta de nieve natural ha sido un golpe decisivo", explicó Alpy.

 

El cierre de Piquemiette se hizo inevitable para evitar un colapso económico que podría haber supuesto el fin de la estación en su conjunto. “Si no hubiéramos tomado esta decisión, el consejo departamental de Doubs ya no podría habernos apoyado financieramente”, añade.

 

Los comerciantes locales se muestran devastados por la noticia. Jérôme Tyrode, propietario de un restaurante en lo alto de las pistas de Piquemiette, expresa su frustración: “Nos enteramos con solo tres meses de antelación. Si lo hubiéramos sabido antes, no habríamos invertido en mejoras durante el verano. Para mí, con mi establecimiento en lo alto de las pistas, esto es el fin”.

 

Tyrode también señala la falta de comunicación y apoyo por parte de los gestores de la estación, que según él, "nos han dejado en la oscuridad respecto a si este cierre será permanente o temporal". 

 

Este sentimiento es compartido por otros comerciantes, como Aimé Sandona, quien regenta una tienda de deportes en Jougne, una localidad cercana. Para ella, el cierre de Piquemiette no solo supone una catástrofe para su negocio, sino que podría ser el preludio del cierre de toda la estación de Métabief. “Si Piquemiette cierra hoy, Métabief cerrará mañana”, asegura.

 

 

Esta estrategia ha sido elogiada por el Tribunal de Cuentas francés, que sin embargo ha señalado la fragilidad del modelo actual de las estaciones de esquí en general.

 

La comunidad espera que este cierre no sea la primera ficha de dominó en una serie de clausuras que podría amenazar el turismo y la economía de la región en su conjunto.