100 años de historia de Colmar. La marca "Made in Italy" que aúna deportividad y estilo

Colmar: 100 años vistiendo esquí.
Jue, 05/10/2023 - 08:04
Un siglo de moda italiana; 100 años de historia de Colmar. Desde su origen en Monza, esta marca ha tenido por bandera la innovación combinada con el estilo y se ha convertido en líder en ropa de montaña y estilo urbano. Cien años todo por contar y otros tantos por delante todo por escribir.
El concepto del "Made in Italy" encierra numerosas historias excepcionales, generalmente compartiendo elementos comunes: relatos de familias, instituciones, esfuerzo y aspiraciones entrelazados con manos que cosen, ajustan telas, emplean planchas y trabajan en túneles de viento, entre otros.
La historia de Colmar procede de esta matriz y se ha definido a lo largo de los años con carácter, con una identidad y una imagen de excelencia italiana, hecha de innovación técnica y tecnológica, de estética estilista y funcional, que conecta el panorama de la montaña con el estilo de vida de la ciudad.

La aventura de Colmar comenzó hace 100 años, en concreto el 31 de octubre de 1923 en Monza, cerca de Milán, en aquella época uno de los distritos manufactureros más importantes de Europa en la producción de sombreros de lana. Tras casarse, Mario e Irma Colombo decidieron abrir una pequeña empresa de sombreros y les surgió una brillante idea que fue utilizar los conos de fieltro de lana defectuosos para producir polainas, un accesorio de la época para la ropa masculina. El nombre, Colmar, surgió por las iniciales de Mario Colombo.
Con la llegada de la década de 1930, Colmar se convirtió a todos los efectos en una empresa de confección. Fue también en esos años cuando se produjo el encuentro con el primer atleta que cruzó la historia de Colmar, sentando las bases de lo que se convertiría en una profunda y continua colaboración con el mundo del esquí. Leo Gasperl, austriaco nacionalizado italiano, plusmarquista del esquí de velocidad en 1932, precursor de la técnica del esquí paralelo y celebridad absoluta en su campo, hasta el punto de convertirse más tarde en el profesor de esquí de personalidades como Anita Ekberg o Vittorio Gassman. Para él, Colmar estudió el futurista Thirring, una especie de abrigo de lona que se hinchaba para darle aspecto de murciélago. Es el comienzo de lo que será y sigue siendo un rasgo distintivo de la empresa: la conexión continúa con los atletas y campeones de esquí alpino del momento, cuyas sugerencias e ideas aprovecha Colmar para crear productos dedicados con prestaciones cada vez más elevadas.

Su primer anorak “Olimpionica” que utilizó popelin y fue diseñado específicamente para el deporte. Pero es “Guaina Colò” la que marca un momento de transición. En un momento es que la empresa fabrica chaquetas safari para la Legión Extranjera y la relación con la FISI (Federación Italiana de Deportes de Invierno) que duró casi 50 años hasta 1992, era buena. Sobre los años 50 fallece Marco, e Irma se queda sola con sus hijos, conoce a Zeno Colò, el primer italiano que gana el descenso en los Campeonatos del Mundo y también primer campeón mundial en eslalon gigante. Fue Zeno quien manifestó la necesidad de llevar una prenda de mayor rendimiento que la utilizada hasta la fecha, e Irma tuvo la brillante idea de utilizar uno de los primeros tejidos elásticos, hasta entonces utilizados en corsés femeninos, cosiéndolos a los lados de las chaquetas e inventando la “Guaina Colò”, una prenda ajustada y aerodinámica.
En los años 70 el esquí italiano se convirtió en uno de los mejores del mundo y nació la leyenda de la "Valanga Azzurra". Los nombres pasaron a leyenda: Gros, Thoeni, Stricker, Schmaxi y Pietrogiovanna. Colmar sigue a la selección italiana a través de una serie de increíbles innovaciones técnicas: los trajes se prueban en los túneles de viento de Fiat y Moto Guzzi, las fibras proceden de la investigación del Politécnico de Milán. Nace la legendaria "Ceffa”, la chaqueta del Eslalon Gigante, cuyas características estéticas y técnicas entrarán en la historia de la empresa y se convertirán en el símbolo de la Valanga Azzurra. Mientras tanto, además de expandirse como empresa, Colmar también se expandió como familia: Angelo y Giancarlo se casaron y tuvieron hijos, por Io que en 1972 se incorporó a la empresa el actual presidente, Mario Colombo, hijo de Giancarlo y hermano de Laura, también en el consejo de administración, y en la década de 1980 Ilegaron Giulio y Carlo Colombo, ahora director general de la empresa, hijos de Angelo.

La tercera generación vio como un nuevo fenómeno estallaba ante ellos: a partir de 1986, la estrella emergente del esquí italiano, Alberto Tomba, se convirtió en una superestrella internacional. AI mismo tiempo, Debora Compagnoni se convierte en una de las esquiadoras italianas con más victorias, dieciséis de ellas en la Copa del Mundo. Gracias a ellos, Colmar adquirió una visibilidad internacional que Ie abrió nuevos mercados y posibilidades.
En aquellos años se crearon varias prendas icónicas: la chaqueta Bormio, elaborada para celebrar los Campeonatos del Mundo organizados en la localidad de montaña del mismo nombre, confeccionada con múltiples capas, inserciones de piel y mangas desmontables; en los 90 llegó la Tecnologic, una chaqueta con personalidad disruptiva, color block, parte de una colección que rompía el molde de Io clásico y llevaba el pop a la nieve. También de aquellos años dorados son el cambio de logotipo, del sello a las letras acompañadas de un estilizado copo de nieve, del inolvidable eslogan "En caso de nieve”, y las futuristas campañas con esquiadores sobre pirámides y rascacielos emitidas por televisión junto con el patrocinio de carreras de esquí.

Los años siguientes consolidaron la presencia de Colmar no solo en el mercado, sino también junto a importantes equipos de esquí: en 2011 comenzó la colaboración con la Federación Croata de Esquí y su estrella Ivica Kostelic, que ese año gano todo, incluido la Copa del Mundo. Tras la croata, se juntan a Colmar la Fédération Française de Ski, con la que se ganó la segunda Copa del Mundo en 2021 gracias a Alexis Pinturault, y la Federación Eslovena.
En la década de 2000, la ropa técnica ya forma parte de la rutina diaria de todos, y en 2009 Colmar inaugura la línea Originals, que interpreta la experiencia y la cultura de la empresa en clave urbana y de estilo de vida.
Es el regreso de la ya icónica etiqueta roja y azul descatalogada en 1985, pero también la reedición de prendas emblemáticas que tienen tanto éxito que llevan a la apertura (hasta la fecha) de 17 tiendas insignia directas en Italia y Europa.

La marca Colmar Originals también ha visto surgir importantes colaboraciones en los últimos años: con la escuela Vogue Talent y los artistas pop Van Orton, por ejemplo, mientras que 2018 vio la creación de una colección en colaboración con Shayne Oliver, el director creativo de Hood by Air, una de las marcas underground más interesantes de Nueva York, inspirada en la cultura del salón de baile y el primer proyecto que combina música, streetwear y lujo. En 2019, Colmar recurre a Vusuke Aizawa, director creativo de la marca White Mountaneering, con sede en Tokio, que se ha convertido en una leyenda por trabajar en una increíble mezcla de outdoor y lujo. En 2020, se presenta la tercera colaboración. Esta vez se trata de Morteza Vaseghi, que junto con Elise By Olsen es cofundador de las revistas Recens y Wallet. Enfoque literario y deporte se combinan en una colección con espíritu de investigación y vanguardia.
Mientras tanto, la cuarta generación empieza a entrar en la empresa con Stefano Colombo, hijo de Mario, Roberta Colombo, hija de Giulio, y Riccardo Vago, hijo de Laura. Se incorpora en la empresa el control total de la cadena de suministro y los procesos de producción.
La cuestión de la sostenibilidad se aborda mediante un gobierno muy cuidadoso de los proveedores y subcontratistas extranjeros con los que se establecen relaciones directas. El resultado es un conocimiento milimétrico de toda la dinámica de producción, desde los tejidos hasta las prendas, que permite un control constante no solo de los estándares de calidad, sino también del cumplimiento de las normas éticas que siempre han sido el alma de la empresa. Entre las opciones en las que se ha centrado la sensibilidad de la empresa hacia la sostenibilidad se encuentran el teflón Eco-Elite, la guata Thermosoft y el grafeno, por citar solo algunas.

De este modo, el diseño, que se realiza íntegramente en la sede de Monza, permanece en el centro de cada actividad y el producto, sus características tecnológicas y estéticas, siguen transmitiendo la historia y la cultura de la empresa. Exactamente como en los tiempos de Mario e Irma.
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