Aventura a gran altura: Así es el impresionante Puente Tibetano de Canillo
(Fotografía: Toni Ubach)
Canillo dio inicio en junio a la tercera temporada de su emblemático Puente Tibetano, consolidado como uno de los destinos turísticos más destacados de Andorra y los Pirineos. Este puente peatonal, ubicado en el valle Vall del Riu, es uno de los más largos del mundo, con más de 600 metros de longitud.
Su diseño minimalista ofrece una experiencia única en un entorno natural, donde el verde de los paisajes y el sonido del agua predominan, convirtiéndolo en uno de los escenarios más bellos del Principado de Andorra.
La experiencia del puente
Cruzar el Puente Tibetano de Canillo es una experiencia inolvidable que provoca una mezcla de emoción y satisfacción. Al finalizar el recorrido, muchos sienten una alegría palpable y una conexión con otros visitantes que también han enfrentado el desafío.
Aunque la altura puede resultar intimidante, la estructura del puente garantiza la seguridad en todo momento. La sensación de estar suspendido en el aire, rodeado de montañas y vegetación, es incomparable y deja una huella imborrable en quienes lo cruzan.
El puente y su entorno
A 1.875 metros de altitud, la pasarela del puente mide 603 metros de largo y 1 metro de ancho, con una elevación máxima de 158 metros sobre el Vall del Riu. El puente conecta las dos laderas del valle, ofreciendo vistas espectaculares de un paisaje de origen glacial, con muros de piedra seca, pastos extensos y las tradicionales bordas andorranas. La diversidad del paisaje, con sus prados verdes en verano y nevados en invierno, ofrece una experiencia visual única en cada visita.
Desde el puente, se puede contemplar todo el valle de Canillo y las pistas de esquí de Soldeu El Tarter, revestidas de verde durante el verano. Asimismo, en esta estación, todo está cubierto de un verde intenso, solo interrumpido por el agua cristalina del río. La frondosidad es impresionante, como si fuéramos un dron sobrevolando naturaleza en estado puro. La vegetación es perenne, principalmente pino negro, además de abedules, álamos y otras especies.
Historia y significado
Los puentes tibetanos tienen su origen en el Tíbet, donde fueron construidos para conectar alturas en los Himalayas. Hoy en día, además de su función práctica, se han convertido en atracciones turísticas para los amantes de la aventura. El Puente Tibetano de Canillo invita a los visitantes a "conectar" con la naturaleza y el desafío.
Fotografías y vídeos hasta agotar la batería
El puente ofrece oportunidades fotográficas o de realizar vídeos inigualables. Muchos visitantes se toman selfies y capturan vistas espectaculares del vacío bajo sus pies y del cielo sobre sus cabezas.
Las águilas que vuelan cerca y el pico Estanyó, de 2.915 metros de altitud, añaden un toque especial al paisaje. Cada fotografía tomada en el puente es una obra de arte en sí misma, capturando la esencia de la majestuosidad de los Pirineos.
Actividades complementarias
Adicionalmente a la travesía del puente, la zona ofrece diversas actividades para los visitantes. El senderismo es una opción popular, con rutas que exploran la Vall del Riu y sus alrededores. Estas rutas permiten a los visitantes descubrir rincones escondidos y disfrutar de la flora y fauna locales.
Información sobre acceso y entradas
Para visitar el Puente Tibetano de Canillo, es necesario adquirir un ticket a través del sitio web Puente Tibetano Canillo o en la Oficina de Turismo de Canillo. El acceso al puente se realiza exclusivamente en autobús desde el pueblo de Canillo o desde el parking del Mirador del Roc del Quer.
El trayecto en autobús es una experiencia en sí misma, ofreciendo vistas panorámicas del valle y las montañas circundantes, lo que prepara a los visitantes para la aventura que les espera. Con la compra de la entrada al puente o del paquete que incluye el Mirador Roc del Quer, el transporte en autobús es gratuito.
El complemento perfecto de la visita: El Mirador Roc del Quer es una experiencia inolvidable que complementa la visita al Puente Tibetano. Ofrece vistas panorámicas impresionantes y se ha convertido en uno de los lugares más famosos de Andorra. La pasarela del mirador, de 20 metros de largo, tiene 8 metros en tierra firme y 12 metros suspendidos en el aire. Con un pavimento de cristal transparente, proporciona la sensación única de estar flotando. No te lo puedes perder.
Desde la parada de autobús hasta el inicio del puente, se debe caminar 900 metros. Este recorrido a pie ofrece buenas vistas del valle central de la Parroquia de Canillo y de las montañas circundantes, permitiendo a los visitantes disfrutar de la belleza del entorno antes de llegar al puente.
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