Diez kilómetros de teleférico, desde Champoluc y el Cervino hasta Zermatt, entre Italia y Suiza, en el corazón de los Alpes, son el eslabón que faltaba para crear una de las áreas de esquí más grandes del mundo, con cinco valles conectados, 38 picos alrededor de los 4.000 metros y, en total, más de 580 kilómetros de instalaciones.

 

 

En los próximos meses, corresponderá a la Región del Valle de Aosta examinar el expediente y, en caso de una evaluación positiva, proceder a un estudio de impacto económico y ambiental y, finalmente, a un proyecto ejecutivo.

 

 

 

La intervención necesaria para crear el tramo de conexión que falta costaría alrededor de 75 millones y representaría una de las inversiones en infraestructuras más importantes para el Valle de Aosta, estratégica en términos de impacto, como lo fue la del Mont Blanc Skyway, con un impacto en al menos 5.000 puestos de trabajo y la capacidad de actuar como motor para desestacionalizar la oferta turística de altura.

 

 

 

Una única instalación, por tanto, capaz de unir en treinta minutos las zonas de Cervino Ski Paradise y Monterosa Ski, conectadas -con los esquís puestos- y con un total de 75 remontes.

 

El alcalde de Alagna, Roberto Veggi, afirma que "la instalación no está diseñada única y exclusivamente para esquiar. Al contrario: es ante todo una herramienta para conectar varios valles alpinos y unir dos zonas que ya existen. En la ciudad construyen metros para moverse más rápido, en las montañas, teleféricos".

 

 

 

Entre los aspectos más significativos, la posibilidad de crear nuevos flujos desde Suiza y nuevas oportunidades para el turismo de verano, vinculado a los senderos y al ciclismo de montaña, además de los efectos positivos para quienes viven en el Alto Valle, con una reducción de los tiempos de viaje en comparación con el coche.