Ya sea por la frontera de Francia, en el Pas de la Casa, como por la de España, a través de la Seu d’Urgell, en los aledaños de la frontera es fácil observar decenas de vehículos aparcados, destartalados y medio desmontados, que acumulan polvo y nieve y que nunca se mueven de allí.

 

 

 

Según revelan varios medios de comunicación franceses, sus propietarios son narcotraficantes dedicados al lucrativo negocio de pasar drogas y de forma especial cigarrillos de contrabando a través de la frontera.

 

“El código aduanero permite la incautación de dinero, bienes, pero también medios de transporte que se utilizan para ocultar el fraude”, sostiene Philippe Meslies-Latapie, de la Dirección Regional de Toulouse.

 

 

Hay otros casos, pero son los menos: "Si un infractor no puede pagar la multa, ni los derechos de aduana, el vehículo también puede ser embargado".

 

Como resultado de dichas operaciones, los servicios de aduanas están desbordados de vehículos para guardar.

 

Hasta aquí el motivo por el cual se acumulan vehículos, pero ¿por qué terminan sin parachoques y desmontados? Porque a la vista de un vehículo sospechoso, los funcionarios de aduanas no solo tienen derecho a registrarlo, sino también a desmantelarlo.

 

 

Es decir, qué si los aduaneros te paran en la frontera y te desmontan el parachoques para buscar productos ilícitos, tienen la obligación de volver a montarlo solo si no encuentran estupefacientes u otros productos ilegales.

 

En estos casos, los autores son procesados ​​y generalmente condenados a penas de prisión y la estancia de sus vehículos allí donde los pillaron pueden eternizarse en la zona mientras sus dueños esperan su juicio o incluso cumplen condena.