La industria del esquí ha descubierto un nuevo filón de oro: ofrecer estaciones exclusivas y privadas para la gente rica, muy muy rica, donde no te pueda suceder lo que a la actriz Gwyneth Paltrow, que tuvo un accidente por culpa de que otro esquiador se le echó encima.

 

La última estación de esquí privada en abrir sus puertas ha sido Wasatch Peaks Ranch, en Utah.

Los clubes de esquí privados o las montañas existen desde hace décadas; sin embargo, por lo general eran más pequeños y muy rústicos en el mejor de los casos.

 

 

Wasatch Peaks Ranch ofrece a sus huéspedes aproximadamente diez metros de nieve al año, plazas limitadas garantizadas, acceso a un campo de golf de 18 hoyos, 130 kilómetros de circuitos para ciclismo de montaña y caminatas, pesca de primer nivel en el río Weber y caza mayor.

 

 

El futuro de Wasatch Peaks Ranch aún enfrenta la oposición de los lugareños del condado de Morgan, que pretenden obtener un referéndum para bloquear el funcionamiento de la estación de esquí.

 

 

La seguridad y la privacidad son grandes atractivos para la clientela que desea convertirse en miembro de Wasatch Peaks Ranch, que planea construir 750 casas.

 

Esa seguridad y privacidad vienen con un precio de medio millón de dólares sólo para ser miembro, es decir, que te acepten, y ofrece a los huéspedes la posibilidad de disfrutar sin preocuparse por las intrusiones externas.

 

 

Wasatch ya ha cubierto sus costos de apertura generando al menos 92 millones de dólares a través de la venta de inversiones de capital y membresías.

 

El terreno fue comprado a otro propietario privado y no ha sido de acceso público desde la década de 1990.

 

Anteriormente, se conocía como Gailey Ranch antes de que varios propietarios privados lo adquirieron en 2019, incluido el director ejecutivo y olímpico Tiger Shaw y Lessing Stern, cuyo padre es dueño de Deer Valley, otra estación de esquí exclusiva en la misma Utah.

 

El complejo ha sufrido una transformación gigantesca, que aún está en curso, para convertirlo en una comunidad privada de lujo.

 

 

A pesar de atraer a casi cien personas ultrarricas, los lugareños no están muy contentos con el desarrollo, y cinco residentes, Brandon Peterson, Shelley Paige, Whitney Croft, Cindy Carter y Dave Pike, han presentado una demanda para detener el proyecto.