Después de un inicio de invierno difícil, con poca nieve, mucho viento y problemas en el tendido de alta tensión que dejaron los remontes sin suministro eléctrico, la estación de la Sierra de Guadarrama ha recibido la mayor nevada en tiempo y se prepara para el que puede ser una de los mejores finales de temporada, justo cuando conmemora el 50 aniversario de su apertura.
 

 

Con un espesor de 50 centímetros en la base (1.850 metros) y más de un metro en lo alto de la Bola del Mundo (aunque oficialmente pisados son 90 cm), Valdesquí lleva dos semanas sin ver el sol y están deseando que aparezca para poder abrir más pistas.

 

 

 

Así nos lo cuenta el responsable de prensa de la estación, Óscar Vallejo, que recuerda lo difícil que ha resultado esta temporada y como han resuelto los problemas que han ido surgiendo para poder abrir a partir del 20 de enero y esperando llegar más allá de la Semana Santa “si la lluvia no lo estropea”.

 

Vallejo explica que el momento más crítico fue en noviembre, cuando un temporal de hielos con vientos muy fuertes derribó las torretas de alta tensión que dan el suministro eléctrico a la estación “y no sabíamos si íbamos a poder abrir”. Al final, consiguieron poner unos grupos electrógenos que son los que continúan alimentando todo el complejo hasta ahora y dar suministro.

 

Luego dejó de nevar, pero se pudo empezar a producir nieve con la única línea de innivación artificial de que dispone Valdesquí, mientras una excavadora transportaba la nieve que se acumulaba en el párquing para crear una base sólida.

 

 

Con ello, la estación pudo abrir la pista verde La Pradera I el 20 de enero y luego la Pradera II y III y mantenerse en funcionamiento hasta la semana pasada, que ha sido cuando nos ha nevado”, cuenta el responsable de prensa.

 

“Ha sido una temporada que hemos ido de menos a más y poco a poco se ha conseguido rentabilizar la apertura, principalmente gracias a los clubes de esquí y grupos de escolares, que no han dejado de venir. La escuela de esquí ha estado a tope todos los días”.

 

Su cercanía a la capital, Madrid, les asegura una Semana Santa y un final de temporada que puede ser histórico y sin fecha para ponerle fin. “Somos una estación que abrimos en cuanto podemos y cerramos cuando ya no hay nieve, incluso en mayo, porque siempre vamos teniendo gente”, concluye Vallejo.