Para abrir una estación de esquí en los albores del Círculo Polar Ártico hay que tenerlo claro: la luz del sol no llega hasta finales de enero o principios de febrero, hace un frío “polar” y los días de esquí vendidos son muy escasos porque apenas hay población alrededor.

 

A pesar de ello, un grupo de vecinos de Nordvågen, en el municipio de Nordkapp (Noruega), ponen en marcha cada año, cuando comienza a terminar el período de 24 horas de noche en su latitud, una pequeña área de esquí.

 

La zona de esquí de Nordvågen, dirigida por voluntarios, en el Cabo Norte de Noruega, se encuentra muy al norte del círculo polar ártico y cientos de kilómetros al norte también de las estaciones de esquí más conocidas internacionalmente del país, como Narvik y Riksgransen.

 

 

El complejo cuenta con un telesquí doble (en forma de T) de 837 metros con 48 ganchos, sólo dos pistas que, aun con luz solar, para poder esquiar tienen que estar iluminadas. En contrapartida, Nordvågen tiene los precios más bajos de Noruega.

 

En la base, hay una tienda con alquiler de esquís y una pequeña cafetería que también se gestiona de manera voluntaria.

 

 

Si bien es cierto que existe un remonte más al norte de Nordvågen, en las Islas Svalbard, aquel es muy corto y sólo lo utilizan los niños locales.

 

A 70°58′49″N, Nordvågen es la única zona de esquí que se encuentra por encima de los 70 grados norte que cuenta con un mínimo de infraestructura para ser definida como estación de esquí.