Con ella, debatiremos sobre lo que implica el cierre de las tres pistas de la estación de esquí -Escaparate, Telégrafo y El Bosque- decretado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y el proceso hasta llegar hasta aquí, cuyas razones es posible entender a través de las 85 crónicas -entre el relato y la investigación- que presenta en “Hijos del Guadarrama” y en la cual “cada uno de los protagonistas explica su puerto y a todos nos llora porque va a desaparecer”, nos dice Chus Martin Merino.

 

 

El documento no deja de ser un homenaje del esquí en este enclave privilegiado que es la Sierra de Guadarrama y una reflexión en favor de la protección definitiva de este espacio natural.

 

Cuna de campeones nacionales, internacionales y olímpicos de esquí en sus distintas disciplinas, sus testimonios aparecen en las páginas del libro, al lado de montañeros, corredores y deportistas de élite de otros mundos como el ciclismo, la vela, running, esquí, todos ellos de alguna u otra forma vinculados al Puerto de Navacerrada.

 

 

Es el relato de personas que “trabajaron, sufrieron y gloriaron Navacerrada -que es lo menos parecido a una estación de esquí, porque se halla en la parte más alta del puerto y no en el valle, rodeada de otras montañas- y que un 25 de febrero de 1972 Paquito Fernández Ochoa puso en el mapa mundi con su medalla de oro”, explica, entusiasmada, la autora.

 

En el debate en Instagram con Chus Martin Merino, conducido por la periodista colaboradora de Lugares de Nieve Diana Martín, se hablará del sitio “donde iba a esquiar la aristocracia madrileña”, pero también de los que subieron al puerto para trabajar, “quitar el hielo de los telesillas y pisar las pistas con sus pies y sus esquís” en un momento clave para que, tras su cierre, no se pierda la historia del puerto.

 

 

Entre los que subían a trabajar se hallaba el padre de la autora de “Hijos del Guadarrama”, Jesús Martin Merino, leyenda viva del esquí en Navacerrada y padre de Chus, que estudió turismo y es reportera, pero sobre todo esquiadora. Profesora de la Escuela Española de Esquí desde 1974, aún sube al Puerto a dar clases para volver a su Valsaín natal, donde se ha fraguado esta historia del Guadarrama “para que los ojos brillen cuando se narra su memoria”.

 

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