Cada vez son más los aficionados al esquí que buscan experiencias más radicales en la nieve. Las pistas españolas presentan para los más valientes y atrevidos una gran oferta que les hará subir la adrenalina durante esta temporada de invierno. 

Si uno se ha cansado de esquiar y sus entrañas rugen por experiencias nuevas, aquí presentamos nuevos destinos donde explorar horizontes más arriesgados. Y es que cuando las pistas rojas y negras se quedan cortas, aún hay espacio para nuevas experiencias más extremas en la nieve.

Parece que el esquí se ha pasado un poco de moda, y hoy lo habitual es encontrarse a los llamados surferos de la nieve (los que practican el snowboard) en muchas pistas de nuestro país. El snowboard resulta más atractivo para deslizarse a buen ritmo y practicar así todo tipo de movimientos acrobáticos. Por ello, los snowparks son ya elemento indispensable en muchas de las principales estaciones del país. El de Alabaus, en La Molina (Girona: 972 892 031) es un lugar de peregrinación entre los amantes de las emociones fuertes sobre una tabla: no en vano fue en 2011 la sede del Campeonato del Mundo de Snowboard FIS. Su super-pipe de 170 metros de largo y una anchura interior de 14 metros es ya el rey de la corona.

Sierra Nevada (902 708 090) también se ha puesto las pilas de cara a los aficionados a esta electrizante disciplina. Su Superpark Sulayr ofrece nuevas instalaciones que ya están destacando como una referencia en España.

Otras opciones serían Cerler (974 551 012) y, en Andorra, Vallnord (00 376 878 000), donde la pista de Arisnal goza de muy buena reputación entre los amantes de esta disciplina.

Para bajar a toda velocidad, una variante de esta actividad es el boardercross. Se trata de una disciplina de estilo libre en la que el descenso a toda velocidad se combina con un trazado bacheado y peraltado. Los esquiadores más hábiles son una constante en esta disciplina.

Como en el caso de los snowparks, cada vez más estaciones dedican algún espacio a su práctica. Nuevamente destaca Cerler (974 551 012), que cuenta con uno en su pista Basibé, en la que puede atreverse cualquier valiente habituado a circular por pistas azules de nivel avanzado. También Sierra Nevada tiene una pista destinada el skicross que exige un nivel mínimo de esquí 'D'.

Para muchos esquiadores, nada es comparable a la sensación de lanzarse ladera abajo sobre nieve virgen. Para no descalabrarse cometiendo una imprudencia, varias estaciones ofrecen la posibilidad de acceder a zonas especialmente dedicadas al freeride. Es el caso de Vallnord, que además ofrece para los más osados una Heliexperience, que se basa en encaramarse a un helicóptero que les llevará a un pico cercano, y lanzarse sobre una nieve jamás pisada para descender mientras se atraviesan terrenos salvajes.

Fuente mikecranephoto

Otra buena opción para los que se animen con el heliski es el Val d?Aran, donde empresas como Heliski Aran (682 458 835) o Pyrinees Heliski (655 012 393) ofrecen la posibilidad de surcar las nieves vírgenes del valle.

Por otro lado, los que se sienten realmente como en casa luchando contra el tiempo también pueden llevar al límite sus habilidades. Cerler, por ejemplo ofrece un CronoSlalom (pista Farnuserals) donde emular un entorno de competición gracias a un trazado desafiante. También Vallnord, en su pista de Poselletes, monta a diario un trazado de slalom destinado a esquiadores y snowboarders.

Como colofón, el recién llegado al mundo de los deportes de invierno es el denominado speedriding. Una ingeniosa disciplina nacida hace cuatro años en los Alpes en la que, además de con sus esquíes, es necesario un mini-parapente que permite pequeños vuelos sobre la nieve para sortear obstáculos.

Practicando Speedidring, foto Photo Vianney TISSEAU

Su implantación en España camina con paso lento. Aún así, ya puedes practicarlo en Cerler, donde se ha creado la primera escuela española de speedriding (Tandem Team: 974 553 447), o en Vallnord, que también cuenta con una escuela propia de esta modalidad: Speedride Vallnord (00 376 739 622).

Fuente original: El Economista.es