La finalización repentina de la temporada de nieve tiene sus consecuencias. Como era de prever el sector turístico de los Pirineos da por perdida la Semana Santa y mira con preocupación la temporada estival.

Estación de esquí de Espot en una imagen de archivo (Foto: Skipallars).

El sector turístico del Pirineo catalán da por perdida la Semana Santa. El coronavirus fulminó la que posiblemente habría finalizado siendo la mejor temporada de esquí de la historia. En realidad, todas las estaciones de esquí de la cordillera estaban registrando unos muy buenos registros de afluencia. A pesar de las pocas nevadas, episodio "Gloria" aparte, y a pesar de las altas temperaturas del invierno, sobre el terreno los esquiadores han estado visitando las estaciones de esquí con datos más que positivos.

Así lo aseguró a ACN (Agència Catalana de Notícies) el jefe de marketing y promoción del Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida, Juli Alegre, que también lamentó que el sector está viviendo el "confinamiento con resignación". En este sentido, ha asegurado que la Semana Santa preveía una ocupación "altísima" pero la pandemia ha provocado el cierre de las estaciones de esquí, los servicios turísticos y los alojamientos.

"Es una situación triste, pero es lo que toca hacer", agregó Alegre, que también ha destacado que desde el Patronato están lanzando mensajes por las redes sociales con imágenes "bucólicas" de lugares turísticos de la demarcación pero con la consigna clara que ahora toca "quedarse en casa".

Alegre remarcó que cuando se salga de esta situación estarán "preparados", ya que han empezado a trabajar en una actividad promocional que apostará por el turismo de proximidad una vez se levante el confinamiento.

Esquiadores subiendo a pistas en una imagen de la presente temporada en Masella (Foto: IST).