Cuando los directores Steve y Todd Jones se dispusieron a filmar Lindsey Vonn: The Final Season para HBO, esperaban una película sobre el final de la carrera de la mejor esquiadora de todos los tiempos y la estrella con más glamour del circo blanco.

 

 

Sin embargo, el rodaje dio un vuelco inesperado tras la enésima lesión de rodilla de Vonn y se transformó en un documento mucho más personal e íntimo de cómo Lindsey Vonn se enfrenta un nuevo y aterrador desafío: la jubilación.

 

 

A sus 34 años, el final estaba próximo después de la temporada de la Copa Mundial 2019, durante la cual esperaba superar el récord de Stenmark.

 

Pero menos de dos semanas antes de la primera competición, Vonn se estrelló durante un entrenamiento y se lastimó la rodilla. La esquiadora terminó en una cama de hospital, llorando. Se va a perder la carrera de apertura, y no puede soportar la idea. Es un momento crudo y real.

 

No es su primer accidente. A lo largo de los años, sufrió en gran cantidad de lesiones y operaciones quirúrgicos: roturas de ligamentos en las rodillas, brazos y tobillos rotos, conmociones cerebrales. Otros corredores de esquí como Bode Miller y Picabo Street dan testimonio del peligro del deporte.

 

 

Al crecer en Minnesota, Vonn comenzó a esquiar a los 10 años a instancias de su padre, Alan Kildow, un abogado cuyas propias esperanzas de gloria en descenso se vieron frustradas por una lesión en la rodilla.

 

Ya de adolescente, Lindsey se consagra como una gran promesa y toda su familia (mamá, papá, cuatro hermanos) se trasladan para conseguir un sueño. El estrés fue un factor en el divorcio de sus padres. Incluso su madre, Linda Krohn, lo reconoce. Pero Lindsey siguió esquiando.

 

 

El documental da saltos en el tiempo entre las luchas internas de Vonn a principios de 2019 y los segmentos biográficos, y no rehúye su relación difícil con su padre. (Detrás de tantas figuras deportivas superheroicas, se asoma una severa figura paterna).

 

 

 

Lindsey rehabilita y rehabilita y rehabilita su rodilla, y cuando finalmente regresa a las pistas, está fuera de juego. Su pierna está "floja" y sigue entumecida. No puede competir al nivel que necesita. Su temporada de récord mundial está en peligro real, pero no puede renunciar a lo que más ama.