El k2, la segunda montaña más alta del mundo y, para muchos alpinistas la más peligrosa, no quiere dejarse escalar esta temporada.

Después de ver colas en el último tramo del Everest en primavera, en los próximos días la situación podría repetirse en el K2 si hay un día de buen tiempo. Pero bien podría ser que nadie consiguiera hollar la “montaña salvaje” esta temporada, como ya ocurrió en los veranos de 2016 y 2017.

Las previsiones eran que podría ser una campaña de récord en el k2, con 10 expediciones y más de 120 alpinistas -además de los sherpas- registrados para subir por la ruta normal y alcanzar los 8.611 metros de la cumbre. El objetivo era aprovechar la ventana de buen tiempo prevista para esta semana y superar las 65 ascensiones con éxito del verano 2018. 

Foto crédito Seven Summit Treks

Sin embargo, el pasado martes, una avalancha arrastró a cinco sherpas que trataban de equipar el Cuello de Botella, uno de los pasos más exigentes antes de llegar a la cima. Un día después, el miércoles, otras dos avalanchas se desencadenaron sobre el equipo de fijación de cuerdas, que terminó con dos sherpas heridos con fracturas en brazo y codo.

A consecuencia de los últimos acontecimientos, algunas expediciones se han dado la vuelta y han renunciado, una situación que se explica por las condiciones climáticas complicadas, que hacen que la subida sea demasiado peligrosa.

Llegó el día en que hubo que hacer cola para subir al Everest. Más info.

La otra cara de la moneda es que se han acumulado más de un centenar de alpinistas que podrían intentar alcanzar la cima el mismo día, algo que -según informa la prestigiosa revista Desnivel- “parece muy difícilmente sostenible en las técnicas secciones más elevadas del K2”.

La que es posiblemente la montaña más difícil de escalar junto con el Annapurna y el Nanga Parbat, tiene una tasa de mortalidad -sin incluir los intentos fallidos- del 22.8%.

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