La escasez de viviendas dificulta la contratación de temporeros en Andorra. Las estaciones de esquí del país alertan que cada año les cuesta más a los temporeros encontrar piso.

Un operario en la estación de Arcalís (Foto: I. Sanz).

Las dificultades para acceder a una vivienda están complicando un año más la contratación de temporeros en las estaciones andorranas. Este mes de septiembre finalizan muchos contratos de trabajo de los operarios que hacen la doble temporada, es decir, los que trabajan en Andorra de noviembre a abril y que continúan la temporada en Chile o Argentina de junio a octubre. Una vez vuelven a Andorra para reiniciar la doble temporada, no tienen problemas para renovar contrato con las estaciones de esquí, que a menudo les guardan el puesto de trabajo, pero sí para encontrar una vivienda. Y la vivienda no se guarda de un año para otro.

El mercado inmobiliario andorrano preocupa a los responsables de las estaciones de esquí, ya que son conscientes de que el problema se repite desde hace tres temporadas y tiene difícil solución. Y la falta de viviendas acaba convirtiéndose en un condicionante que empieza a ser un problema.

Según informa el digital Bondia.ad en la estación de Pas de la Casa-Grau Roig tienen una bolsa propia de pisos que se ponen al alcance del personal temporero. La búsqueda de estas viviendas no es fácil, ya que los propietarios de estos pisos prefieren destinarlos al esquiador que busca una segunda residencia de alquiler para la temporada. Para los inquilinos se trata de un cliente preferible que no genera tanto desgaste en la vivienda, ya que sólo la ocupa los fines de semana y los períodos festivos.

La demanda de pisos para alquiler en los valles andorranos lleva tres años que está siendo muy elevada y la oferta es escasa, por lo que eso también ha generado algunos abusos. Según el citado medio de comunicación andorrano algunas agencias han pedido el pago de las mensualidades de toda la temporada por adelantado. En otros casos se ha señalado la existencia de estafas y abusos por parte de los propietarios, como precios desorbitados en los consumos de gasóleo de calefacción o formas de pago fuera de la ley.

Todo ello está provocando un efecto secundario, y es que algunos temporeros optan por buscar ofertas de trabajo en otros destinos donde los alquileres de una vivienda no sean tan elevados. De este modo pueden ahorrar parte del sueldo, ya que ahora les resulta casi imposible hacerlo en Andorra. El alto nivel de vida general del país, sumado a los alquileres demasiado elevados, lo acaba convirtiendo en una opción poco conveniente para cada vez más temporeros.

Un conductor de remonte en Arcalís (Foto: I. Sanz).