El encerado de los esquís no es algo que tengamos que hacer sólo a principio de temporada y después olvidarnos de ello, sino que el encerado lo debemos tener presente durante toda la temporada. Para que lo veáis de forma gráfica, imaginaos vuestra piel y la importancia de que esté hidratada, pues a los esquís les pasa lo mismo, cuando más hidratada mejor, una piel/suela reseca es más fácil que cualquier agresión le deje una marca, en cambio sí está bien encerada la posible marca será menor. Salvando las diferencias se trata de una comparación muy gráfica y realista.

 

En los esquís nos daremos cuenta que les falta un encerado cuando la suela presenta un color blanquecino fácil de observar en suelas de color negro. Este color nos indica que la suela se está oxidando, la suela es de polietileno y al entrar el oxígeno se oxida, la cera lo que hace es rellenar los espacios libres y evitar que entre el oxígeno y la degrade.
 

 

 

Debemos diferenciar lo que es “hacer suelas”, de encerar. Así como los cantos y las suelas no pueden repararse de forma infinita, el encerado lo podemos efectuar tantas veces como queramos, como si lo hacemos cada día de esquí, aunque se me antoja excesivo, no habría inconveniente. Dicho esto, sí que hay que diferenciar en tipos de ceras por su aplicación y por la nieve/temperatura.

 

 

 

Encontramos dos grupos; las ceras que se aplican con calor gracias a una plancha (cera sólida) y las ceras que podemos aplicar en frío (cera líquida).
 

 

 

La cera que se aplica mediante calor de una plancha, se trata de una cera en barra que se derrite con el calor de la plancha y se extiende con la misma. Posteriormente requiere un trabajo de retirada con espátula y afinar con cepillos. El inconveniente es el tiempo y los utensilios que se precisan, por el contrario el acabado es mejor, dejamos un capa de cera nueva y uniforme, a parte el calor permite que los poros de la suela se dilaten y entré cera en el interior de los mismos  ayudando a la hidratación y la vida útil del esquí.
 

 

 

Las ceras en frío se aplican directamente sobre el esquí, se dejan secar y una vez secas se pude utilizar o pasar un paño para afinar la suela. La gran ventaja es que se pueden aplicar en cualquier sitio, incluso antes de esquiar, no requieren más accesorios y la pérdida de tiempo y la desventaja es que no penetran de igual forma que la cera caliente y su duración en el esquí es menor.

 

Mi consejo; alternar ambas ceras, considero que puede ser pesado encerar con cera caliente cada vez que hacemos una salida a esquiar, pero la cera fría no cuesta nada aplicarla y una o dos enceradas con cera caliente durante la temporada son muy aconsejables. Y al final de temporada para conservar los esquís podemos aplicar una u otra cera sin afinar.

 

 

 

Aunque existen ceras universales, en el mercado encontraremos distintos tipos de cera en función de la nieve y su temperatura.

 

 

Las principales marcas intentan utilizar un código de colores para facilitarnos la identificación de un tipo u otro de ceras. Así tendremos las ceras de color amarillo, que estarán indicadas para temperaturas de 0 a -6 grados. Ceras de color Rojo de -4 a -12 grados. Y ceras de color Azul, para temperaturas de -10 a -30 grados.
 

 

 

Las ceras universales acostumbran a tener diferentes colores, aunque la mayoría optan por el color blanco. Los embalajes de las ceras indican en rango de temperaturas y si están fluoradas o no. En nuestro país utilizaremos la cera roja y en primavera la amarilla.

Este artículo contiene consejos y no pretende sustituir el trabajo y el buen criterio del skiman, el profesional que mejor cuidará y os aconsejara sobre el estado de vuestras suelas y los cuidados que precisen.