Braibal suena a héroe de Hollywood.
Pero no, no es el nuevo salvador del mundo.
Braibal es una zona de Escaldes, "fronteriza" con Encamp, a tocar del Valle del Madriu-Perafita-Claror (por donde tú y yo ya hemos andado juntos en otras ocasiones).
¿Recuerdas?
Hoy te voy a llevar hasta una zona poco conocida de la parroquia de Escaldes, pero desde donde podremos divisar casi todo el país de los Pirineos.
Unos 1.000 m de desnivel, sin dificultad técnica (no hacen falta cuerdas, ni casco), pero sí necesitaremos ir proveídos de agua (sólo hay una fuente, casi arriba de todo, y bastante escondida, aunque indicada en una piedra)
El inicio de la ruta, lo haremos desde la zona de picnic que queda detrás de Sant Miquel de Engolasters, la iglesia románica de campanario espectacular en las puestas de sol andorranas, para recorrer un sendero poco transitado por medio del bosque, hasta llegar a la concurrida zona de Coll Jovell.
Lo primeros 20’ (tiempo aproximado si estás acostumbrado a andar) desde la zona de aparcamiento, en subida moderada, nos pondrán los músculos a tono mientras cruzamos un bosque que bien podría ser el de las hadas.
Una vez en el cruce con la pista principal, que une el Camí dels matxos con Coll Jovell, tiraremos a la derecha y, a escasos metros, tendremos el cruce de caminos: Fontverd por un lado, por otro o Braibal.
No tiene perdida: puntos amarillos todo el camino y una cruceta metálica en el punto más alto.
Mientras subimos y planeamos, según el tramo, podremos ver los valles que bajan desde el Comapedrosa, la zona del Casamanya, Montaup, etc.
El camino se eleva, gira hacia el oeste y...
Hacemos un descanso?
Este rincón me encanta.
Desde aquí puedes sentir como el cauce del río que baja por el Madriu va cambiando de sonido según la época del año, los pájaros apareándose o con sus pollos según qué mes subas, los árboles cambiando de color, …
Desde este punto, divisas el este y el oeste, una parte del norte y del sur de Andorra.
Un tramo con bloques de granito, donde puedes llegar a oir el urogallo, nos llevará a un tramo con pendiente, donde dejaremos el bosque atrás para andar por prados alpinos.
Ya nos falta menos.
Aún en esta época, podemos disfrutar de las frambuesas silvestres que se encuentran en esta parte del camino.
Una buena rampa nos llevará hasta la piedra que indica hacia la fuente (como estaba avisada que no era fácil de encontrar, preferí cargar agua desde la salida)
El bosque ya no nos protege del viento, que nos empuja lateralmente y se empeña en jugar con mis cabellos recogidos en una coleta.
Ánimos, que ya llegamos!
Una espectacular y enorme superficie se abre frente a nosotros en lo que, desde abajo, parecía ser una loma como otras.
Las piedras tienen formas caprichosas, incluso algunas parecen totems.
La pendiente se suaviza, caminamos por hierba.
Las articulaciones lo agradecen.
No puedo dejar de sorprenderme por lo que tengo delante.
¿Y tú?
El viento es tozudo y no deja de balancearnos.
Oigo lo que parece un cencerro.
Continuo andando sin parar.
Debe haber vacas en la Tosa de Braibal, pienso…
Y, para mi sorpresa, no hay vacas: la cruceta de la cima, azotada por el viento, produce un sonido casi musical que me ha engañado y me ha hecho creer que el ganado pacía plácidamente en el objetivo del día.
Vistas 360 de todo un país desde un lugar al que, seguramente, nunca hubieras subido si yo no hubiera insistido.
Verdad?
A partir de aquí, tenemos diferentes opciones, como seguir los puntos amarillos hacia el Pic de Les Agols y, desde allí, más opciones, como acercarse al Estany Blau para bajar hacia el Madriu, o bajar hacia el refugio de Les Agols.
Esta opción tiene un tramo “comprometido” cuando pasa por la derecha de la cresta, donde no se aprecian bien los puntos del camino y, en algún momento, hasta se pierden los hitos (esas construcciones hechas de piedras y buena fe que muchas veces te ayudan a encontrar el camino)
Nosotros desharemos el camino recorrido, mientras admiramos las vistas sobre Escaldes que nos da la bajada, sobre Andorra La Vella y Santa Coloma o hacia el valle que pone una pared a nuestras vistas: el del Pla de l’Estany.
Una parada para reponer fuerzas, contemplar todo aquello que nos rodea antes de meternos otra vez en el bosque, disfrutar del sol de otoño…
Llegamos al coche, unos estiramientos para agradecer al cuerpo que nos haya llevado hasta casi el cielo y a continuar con la jornada, ya que en el asfalto nos esperan un montón de actividades, como siempre pasa en este pequeño país de los Pirineos: exposiciones, conciertos, actividades culturales sin fin, el día vivand.
“Hollywood se enamoraría de Braibal si lo viera”, pienso mientras miro el cartel de la próxima jornada de shopping en el eje comercial “vivand”, en la zona peatonal al lado de Caldea, la que pronto se llenará de gentes de todas procedencias, creencias, gustos…
Pero sólo tú y yo, sabemos donde está el escenario perfecto para la próxima película épica de la meca del cine.
Sólo tú, yo y el viento, conocemos el sendero que lleva a las nubes.
Enlaces de interés:
**Agradecimientos:
Gracias, editorial Piolet, por vuestros mapas en papel y gps.
A The Omm y Lurbel, por hacer que mi día a día en las montañas sea más fácil.
Comentarios