Esquí de Montaña, Alpino y Snowboard, ¿tres caras de la misma moneda?
freeride alpino, de montaña y snowboard
Sáb, 15/10/2016 - 00:12
Como tres partes de un mismo todo, el esquí de montaña, el alpino o de pistas y el snowboard son tres deportes con más cosas en común de lo les gusta reconocer pero que, tal y como avanzan los tiempos, no les quedará más remedio que compartir: la nieve
A punto de cerrar la mayor parte de las estaciones de esquí, a partir del próximo fin de semana apenas sí quedarán algunas abiertas en nuestro entorno, todavía dispondremos de mucha nieve rodeando las cumbres. Buena parte de los que practicamos los deportes de invierno encontraremos en la travesía con esquís una apasionante actividad con la que continuar en las montañas hasta incluso entrado el mes de junio.
El esquí de montaña o de travesía ha experimentado un auge espectacular en los últimos años. Hasta no hace mucho, estaban bien diferenciados los que practicaban esta modalidad deportiva con los que se apuntaban a la comodidad de los remontes, lo que llamamos alpino y a la que se sumó más tarde el snowboard. No voy a entrar en polémicas sobre cuál de las tres especialidades es mejor o más pura, y lejos de mantenerlos a distancia unos de otros, una tendencia que se ha mantenido durante años y que afortunadamente cada vez está menos extendida, lo que pretendo es hablar de las cosas que tienen en común, que son más de las que les gusta a cada una de ellas confesar.
Alguna referencia y un poco de historia (a grandes rasgos)
Tal como lo define la FEDME (Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada), el esquí de montaña es una disciplina del alpinismo invernal que consiste en el ascenso y descenso de montañas con la única ayuda de los esquíes, sin ningún tipo de propulsión mecánica. El escenario donde se desarrolla es siempre “fuera de pista” en terrenos no preparados, es decir, donde no se ha producido ninguna intervención humana (exceptuando en las competiciones, donde se marcan los trazados por razones organizativas).
Esquí de Montaña. Foto cedida por la FEDME
Para no extenderme, cuando el alpinismo ya llevaba unos años afianzado, a alguien se le ocurrió que después de una dura subida a la montaña (y más en las condiciones de aquella época -hablamos de finales del XIX-) no era mala idea ayudarse de unos esquís para bajar, que además de hacerlo más cómodo, resultaba mucho más placentero, para qué nos vamos a engañar.
Y claro, en cuanto lo probaron, la cosa les gustó. Como era de esperar, el esquí fue ganando adeptos entre los montañeros que le vieron una utilidad lúdica que podrían practicar esta suerte de alpinismo fuera de la época estival así que se las ingeniaron para, rudimentariamente en un principio con cuerdas y poco más y más tarde con los primeros "pomas" (telesquís) a los que siguieron telesillas y teleféricos, es decir, lo que conocemos como remontes. Otros, más puristas, renegaron de los medios mecánicos y del "tufillo" a deporte de ricos que suponían y prefirieron quedarse como estaban subiendo a base de "pata", pieles de foca y crampones. Era otra forma de ver las cosas. Ni quito ni pongo rey.
Con los remontes llego el divorcio del esquí de montaña y el alpino. Foto de José Porras Cortesía de Tonho Porras
Y ahí es cuando se produjo el divorcio entre ambas modalidades, que si bien han convivido juntas desde entonces, han permanecido en un "statu quo" de mírame y no me toques la una con la otra. ¿O no?, seamos realistas. Más tarde llegaría el snowboard. Por si éramos pocos...
Llega el freeride
Como en muchas cosas a lo largo de nuestra historia, los orígenes de algunos cambios llegan a causa de algunos rebeldes. Los llamo así porque es lo que fueron, gentes que se revelaron contra lo establecido y que buscaron nuevas formas de expresarse. Y de disfrutar de la nieve. Sí, en lo que a la nieve se refiere, el snowboard fue una revolución. Y mal que pese a algunos, para bien del esquí.
Esquí freeride, fuerapistas o de montaña. Un solo concepto y tres nombres distintos
A partir de los 80, unos tipos con tablas de surf empezaron a aparecer por las pistas de lo que ya entonces eran lo que conocemos como estaciones de esquí, con toda clase remontes, máquinas pisanieve, balizas y toda su infraestructura de hoteles, apartamentos y demás que, tampoco lo vamos a negar, no se hacían gracia los unos a los otros, algo que aún es patente en nuestros días aunque va a menos (de esta historia ya hablaremos otro día), lo que propició que aquellos y sus novedosas tablas de snow, prefirieran irse con la música a otra parte. Hubo quien pensó que los enviaba el mismo demonio.
¿Y dónde si no?. Fuera de las pistas. Las tablas de snow, por su anchura, tenían mucho más flow, es decir, en nieve polvo flotaban más que aquellos "palillos" de dos metros que se usaban entonces y claro, los tíos lo flipaban en la nieve virgen (la moda surgia en Estados Unidos y no tardaría en cruzar el charco) por lo que cada vez, lo que llamaron freeride (cabalgar libres), tuvo más adeptos y no fueron pocos los esquiadores que se pasaron al snowboard en busca de nuevas sensaciones. Y la influencia no solo llego desde las playas de California, los skaters desde las ciudades buscaron también su sitio en la nieve: bienvenido Mr FreeStyle.
Terri Kidwell en los 80, uno de los "rebeldes" que experimentó con el freeride snowboard
Los deportes de nieve hoy en día tal como yo lo veo (un esbozo)
Por lo que alguno pudiera pensar, y es algo que las nuevas generaciones dan por hecho, parece que el "fuera de pistas" es un invento reciente. Nada más lejos de la realidad; Al igual que lo que conocemos ahora como freestyle y que antes era el esquí acrobático, el freeride o fuerapistas se lleva practicando desde que el esquí es esquí, alpino o de montaña, que también un día fueron lo mismo. Solo que para diferenciarlos según han ido pasando los años, han ido tomando nuevos nombres, o como es el caso, tan solo los han ido cambiando. ¿Os suena la palabra marketing?.
Dicho esto, empiezo con las conclusiones. Llega el siglo XXI y nos encontramos conque unos ya estaban en la montaña, pero a su bola; otros que también, pero en las estaciones; y los últimos que querían estar en todas partes, y todos en plena era de la tecnología y en un mundo global. Un pastel demasiado suculento para pasar desapercibido.
Esto son tópicos, pero encierran mucha verdad: aquellos, me refiero al esquí de montaña (sin ánimo de ofender), con material más rudimentario y menos evolucionado (hasta entonces), solo hay que ver lo difícil que era alquilar unos esquís de travesía, manteniendo las distancias con sus vecinos alpinos, más "pijos" o comodones (tampoco os vayáis a molestar) y siempre a la última en cuanto a equipación y los del snowboard que ya empezaban a estar hasta en la sopa (con todo mi cariño), hicieron espabilar a toda una industria que se dio perfecta cuenta del filón que se les presentaba.
Distintos nombres, un mismo concepto. Suma de experiencias
Los esquís de hoy día, fruto del carving -alma que sustenta al snowboard- que buscaron sus mismas sensaciones, y vaya si lo han conseguido (para mi que incluso lo han superado), los hay de todos lo tipos: anchos, largos, parabólicos, camber, rocker, bananas, para dentro o fuera pista y cada uno con su tipo de fijación y botas, ya sea tipo race, travesía, freeride o all mountain; de iniciación, evolución o expertos, que hay que hacer un curso para saber qué material es el más adecuado para cada uno y aún así no lo tendrás claro.
Hoy en día, hay en la práctica, un esquí para cada tipo de nieve y uso. Foto: gama Völkl 2017
Una locura también en el caso del snowboard que hay más clases tablas casi que gente que lo practique. Lo último para fuera de pistas (o para hacer snow de travesía) son Splitboards (una tabla que se separa en dos partes a la que se añaden las "focas" para subir por la montaña y se vuelve a unir para bajar haciendo freeride). El no va más.
Una evolución a la que tampoco ha sido ajena al "skimo", ski touring, esquí de montaña o esquí de travesía como lo queráis llamar, que hoy por hoy, gracias a la extensa gama de productos para la nieve, cada día tiene más adeptos (y no me extraña), habida cuenta que también los esquiadores montañeros, un grupo antes tan cerrado y a veces un tanto "severo" y poco dado a relacionarse con otras "formas de vida deportivas" en la montaña, empieza a comprender que puede beneficiarse, y debe, de lo bueno que sus "parientes" le pueden aportar.
El snowboard se apunta al esquí de montaña con el revolucionario splitboard
Hoy, muchas estaciones ofrecen, y parece que se está extendiendo, espacios o trazados fuera pistas o freeride dentro de sus dominios esquiables, Sin pisar, pero bajo supervisión en materia de seguridad de los centros invernales, en los que practicar backcountry o esquí de montaña. Muy adecuado sobre todo teniendo en cuenta la seguridad que estos espacios ofrecen evitando el riesgo de avalanchas o para los días de meteorología adversa.
En suma, y nunca mejor dicho, el esquí de travesía o montaña, el alpino y el snowboard, llámense ahora skimo, freeride, freeski, pistero, freestyle o como os parezca, están condenados, para su bien, a entenderse, aceptando cada una de estas partes de un mismo todo, las singularidades de las demás. ¿Dónde debería aprender un esquiador de montaña, de alpino o un snowboard sus primeros pasos sobre unas tablas? La respuesta es sencilla: en pistas y con profesor, claro. Después, que cada cual siga su camino, que no tienen porqué no cruzarse. ¿No os parece?.
Ubicación del reportaje
Publicidad