Una sociedad deportivamente idiotizada
Intentando entender porqué las competiciones internacionales de esquí alpino o de snowboard despiertan tan poco interés, incluso en países como Andorra, donde el esquí es el deporte nacional, o en una estación como La Molina, donde no se descarta una candidatura para los juegos de invierno en 2026.
Esta semana y la pasada he tenido la oportunidad de vivir en directo la Copa de Europa de esquí alpino. Los días 8 y 9 de marzo presencié en directo una prueba de la Copa de Europa de esquí alpino femenino en La Molina. Y esta semana lo he vivido en directo en Soldeu-El Tarter, con las finales femenina y masculina de la misma Copa de Europa.
Ah, y más eventos vividos en directo: hace dos semanas también pude disfrutar de una prueba de la Copa del Mundo de snowboard Cross (SBX) en los Alabaus de La Molina.
Tres pruebas de alta competición y de nivel internacional que han ofrecido un buen espectáculo de velocidad, técnica, adrenalina y emoción. Todo en un entorno especialmente precioso, con montañas, cimas y valles bien nevados y, en general, con buena meteorología. Han participado hombres y mujeres, así que el espectáculo era válido para todos los públicos, edades y condiciones. Cualquier aficionado de verdad a los deportes pienso que lo habría disfrutado.
Llegada prueba de la Copa de Europa de esquí alpino femenino en La Molina el 9 de marzo pasado (Foto: Ivan Sanz).
Cada vez más, cada invierno que avanzo en mi calendario particular, me doy cuenta del poco seguimiento o interés que generan los eventos competitivos de deportes de nieve de primer nivel. A menudo, como ha sido el caso estos días en La Molina y en Soldeu-El Tarter, el público en el pie de pistas, o en los laterales de la competición, escasea. Y mucho. Por supuesto que hay más personal de organización y corredores en pista que público. Así es la realidad.
La semana pasada en La Molina, con la Copa de Europa de esquí femenino, no había más de 20 personas, organización y medios de comunicación a parte, en la línea de llegada. El martes y miércoles de esta semana en Grandvalira (Soldeu), finales de la Copa de Europa, como mucho y siendo generoso, debía haber una treintena de personas en la línea de meta, también descontando medios y organización. Y hace 15 días en La Molina, con la Copa del Mundo de SBX, no debía contar a más de 15. En este último caso tengo que decir que la cadena Eurosport estuvo retransmitiendo en directo, tal vez por eso los aficionados declarados a los deportes de invierno nos quedamos en casa.
Llegada prueba de la Copa de Europa de esquí alpino femenino en la pista Àliga el 13 de marzo (Foto: Ivan Sanz).
Bueno, bromas aparte, el resultado no me ha sorprendido en absoluto porque, en realidad, ya hace tiempo que esto no es nuevo y todos los que más o menos seguimos los deportes de invierno sabemos que esta es una realidad incontestable desde hace años. Sólo la Copa del Mundo de esquí alpino es capaz de elevar la cifra de público en un pie de pistas. Y curiosamente la modalidad femenina consigue hacer subir la cifra, y es que las mujeres en los deportes de invierno han conseguido ser más mediáticas y mucho más seguidas que los hombres.
No me corresponde a mí explicar las motivaciones del porqué las competiciones de deportes de invierno de primer nivel en nuestro país despiertan tan poco interés para seducir un mínimo de público en directo. Eso si, la comparación con el fútbol es inevitable, ya sea un partido de fútbol de primera división o un partido de infantiles de cualquier población por pequeña que sea.
Llegada prueba de la Copa de Europa de esquí alpino femenino en Soldeu el 14 de marzo (Foto: Ivan Sanz)
Curiosamente, cuando hablamos de esquí o snowboard, debo decir que una carrera interclubs o una prueba de la liga catalana infantil, reúne más padres y madres en el pie de pistas del Roc Blanc de La Molina que público en una Copa del Mundo de snowboard de los Alabaus, también en la misma estación. Y lo puedo llegar a entender, que conste.
Pero ¿Y esto por qué sucede? Pues muy sencillo: como comentó hace un par de días un periodista en un encuentro sectorial de medios de nieve la respuesta es muy clara: vivimos en una sociedad deportivamente idiotizada en la que sólo sabemos venerar, reconocer y valorar ídolos con nombre y apellido y resultados. Y yo añadiría: y mediatizada hasta extremos enfermizos por los grandes medios de comunicación que ya prácticamente sólo saben mostrar, hablar, opinar y venerar el fútbol, por el fútbol y desde el fútbol. Y a los demás deportes que les den por saco, aunque entre los otros, en este caso, estamos nosotros, los practicantes de los deportes de invierno, aunque a nivel particular seamos consumidores incondicionales de los grandes medios de comunicación. Yo también me incluyo.
Llegada prueba de la Copa del Mundo de snowboard cross en La Molina el 2 de marzo (Foto: Ivan Sanz).
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