Hay dos días especialmente apagados (o incluso tristes) en la temporada de los esquiadores. El día de Reyes y el Lunes de Pascua, este último día festivo en Catalunya y en otras comunidades autónomas, también en Francia. ¿Estáis de acuerdo?

Imagen de este lunes en Masella, sin apenas esquiadores en pistas y con la nieve teñida ligeramente de ocre (Foto: IST).

Sin apenas niños, pocos esquiadores adultos en pistas y un extraño silencio en las zonas de debutantes, en las terrazas de los restaurantes y los telesillas: así es el ambiente un Lunes de Pascua en las estaciones de esquí catalanas en los últimos años.

Una situación casi idéntica a lo que sucede en el día de Reyes, el 6 de enero. Ya no os cuento si encima se trata de un día de cielo gris o con niebla en pistas. O con la nieve teñida de ocre, como ha sido el caso de este 22 de abril.

Pues sí, así son los dos días más apagados de la temporada en cualquier estación de esquí y tanto da que las condiciones de nieve en pistas sean buenas o que el sol luzca radiante. El ambiente, sin escuchar el griterío de fondo de los niños en pistas, se vuelve apagado, casi triste. Y personalmente no sólo echo de menos a los niños en pistas.

Muchos esquiadores ya hacían ayer por la tarde las maletas para marchar por la misma noche o para marchar hoy por la mañana a primera hora. Normal. Nadie quiere ser el protagonista de las famosas noticias "operación retorno" que cada año forman parte de la portada de los telediarios de mediodía o noche. La Mona de Pascua sigue siendo un compromiso familiar y una tradición arraigada. En Catalunya, claro. Y mejor que sea así.

Pero hoy, 22 de abril de 2019, la situación en pistas ha sido todavía más apagada que otros años. Y lo ha sido por culpa del polvo sahariano que ha cubierto buena parte de las cimas del Pirineo. La borrasca mediterránea de nieve y lluvia que ayer domingo y hoy lunes ha afectado a las estaciones de esquí venía cargada de polvo. Y las consecuencias han sido un paisaje de nieves ocres y amarillas.

En realidad, ha sido la primera, la única, y quizás la última borrasca de sur de la temporada en la que ha venido acompañada de polvo. Y menos mal que lo ha hecho tarde, ya que en otras ocasiones el polvo nos ha teñido las cumbres del Pirineo desde el mes de diciembre.

El polvo arrastrado desde el gran desierto africano, y ahora depositado en cimas y valles del Pirineo, es un elemento que no ayudará a la buena conservación de la nieve. Ni a su calidad en los próximos días. En todo caso será una situación que sólo afectará a los usuarios de Masella, que tiene previsto abrir hasta el 1 de mayo. También a los que a practicamos esquí de montaña. Y es que con la nieve teñida de amarillo la absorción de los rayos solares se intensifica y la fusión de nieve se acelera. Veremos si alguna nueva nevada vuelve a teñir de blanco inmaculado las montañas y nos alarga la temporada de Skimo hasta mediados de mayo.

En cualquier caso este Lunes de Pascua, la práctica totalidad de las estaciones de esquí han despedido la temporada- aguantan Masella, Sierra nevada y Arcalís-. No tardaremos en recibir los respectivos comunicados de prensa valorando los resultados.

Los esperaremos con ganas, como siempre, pero de momento sí podemos adelantar que, con la excepción de este mes de abril marcado por nevadas intermitentes, continuadas y más o menos generalizadas, la campaña 2018-19 vendrá marcada, por supuesto , por un récord de días de esquí soleados, de semanas anticiclónicas, de días con el viento casi en calma y de baja humedad ambiental.

Y aunque parezca una paradoja, nos mostrarán unos resultados económicos que posiblemente no estarán tan lejos de los que se registraron hace una y dos temporadas. Y la respuesta de estos resultados posiblemente estará, más que nunca, en este sol radiante que este año ha irradiado en el Pirineo con no tanta diferencia ni distancia del que habrá lucido en este desierto del Sahara que hoy nos ha enviado un “recuerdo”.

Imagen de hoy en una de las terrazas de Masella (Foto: IST).