En esta entrada os contaré una ruta que hice este invierno por Los Alpes franceses y que me llevó por algunas de las mejores y más grandes estaciones de Los Alpes.

 

Después de una estancia algo cara en la ciudad suiza de Villeneuve a orillas del lago Leman, empezamos la ruta en la frontera franco-suiza en el macro dominio de Les Portes du Soleil. Nuestro objetivo era el pueblo francés de Châtel justo después de cruzar una frontera prácticamente inexistente. Esta estación tiene 4 accesos separados. Después de preguntar a algún lugareño decidimos aparcar en el primer parking llegando desde Morgins. Según el plano de pistas los dos remontes de ese acceso son nuevos y parecen algo alejados del pueblo, supongo que de ahí que estuvieran prácticamente vacíos.

 

 

Una vez comprado el forfait usando mis pocos conocimientos de francés me di cuenta, al ver el plano, de que lo había comprado para todo el recinto de Les Portes du Soleil. Dado que sólo íbamos a estar un día allí volví a la caja y el vendedor fue tan amable de cancelarlos y darme unos tickets sólo para la zona de Châtel

 

 

Del resto de Les Portes no puedo hablar porque sólo estuve un día pero la estación de Châtel me pareció preciosa, sobre todo si tienes un buen nivel de esquí ya que hay un par de pistas negras llenas de bañeras que harán las delicias de los más exigentes. Recomiendo sobre todo la que se accede desde el telesilla Chaux-des-Rosées, con un primer tramo algo llano y un final realmente pronunciado.

 

Por la tarde y después de la esquiada continuamos el viaje en coche pasando por la mayoría de los pueblos de montaña que componen el dominio: La Chapelle d'Abondance, Abondance, Les Gets, ... Una zona muy bonita para recorrer en invierno incluso para los no amantes de los deportes de nieve. Los pueblos y paisajes son preciosos. Después de Les Gets accedimos a la autopista que conecta Ginebra con Chamonix y nos dirigimos al Hotel situado en Passy, cerca de Sallanches.

 

Residence Le Fontenay, situado en plena montaña. Requiere algo más de media hora para llegar desde la autopista. Es un hotel con habitaciones y apartamentos y con precios verdaderamente asequibles. Un lugar recomendable para ir con la familia o con amigos siempre y cuando no ande uno en busca de fiesta. La tranquilidad es total y el entorno precioso, con unas vistas casi inmejorables. Eso sí recuerda llevar neumáticos de invierno y cadenas. Una noche se quedaron bastantes coches estancados en la nieve en el mismo parking del hotel. Entre ellos el nuestro...

 

 

A la mañana siguiente fuimos a la estación de Saint Gervais Mont Blanc. A unos escasos 30 minutos del hotel. Los accesos desde St. Gervais se realizan desde un telecabina en el que suele haber una cola relativamente grande. Otra opción es acceder a la estación desde el cercano pueblo de Megève. Este telecabina es gratuito por lo que si en las cajas de abajo hay mucha cola, puede ser más rentable subir y comprar los forfaits arriba. 

 

Las nubes aquel día cubrían el cielo de los 1000 a los 1500 metros de altitud. Al coger el siguiente telecabina atravesamos esa densa capa de nubes y apareció a mano izquierda el majestuoso Mont Blanc. La panorámica del Mont Blanc desde esta estación es apabullante. Para mi la perspectiva más bonita de esta montaña de todas las que he visto. 

 

 

La estación en sí es muy grande, más de 200 km de pistas, y ofrece bastantes posibilidades para todos los niveles. La única pega es la cantidad de visitantes que tiene en fin de semana. Personalmente recomiendo la pista negra de Chamois en la parte este de la estación. Gran pendiente y complejidad. Debido a la geografía de la estación, el esquiador, sobre todo el tablero, pasará mucho tiempo remando si no calcula bien su camino. Una buena estación para dedicarle mínimo 3 días.

 

La siguiente estación a visitar fue la mítica Chamonix-Mont-Blanc. Yo soy muy de estaciones alpinas, y con ello me refiero a estaciones con más metros de altura que de anchura. y ésta desde luego que lo es. Me recordó en parte a Andermatt (Gemsstock) en Suiza. Tiene una gran cantidad de pistas que son relativamente cortas pero suficientemente largas y con una gran pendiente la mayoría de ellas.

 

 

La mala suerte hizo que cuando quisimos acceder a la zona de Flégère el viento azotara de tal manera que la estación decidió cortar el acceso. Así que nos tuvimos que conformar con esquiar en Brévent, lo que en mi opinión fue más que suficiente. Por la zona de los telesillas de Charlanon y Sources hay unos buenos tramos para hacer fuera de pista. La subida al pico Le Brévent es sin duda el plato fuerte. La vista es impresionante y el descenso más aún. Aunque el auténtico plato fuerte de la zona es sin duda el descenso desde el Aiguille du Midi pero eso quedará por desgracia para otra ocasión.

 

 

Después de lo mítico nos fuimos a lo mejor y aparecimos al día siguiente en Les 3 Vallées. Unas 2 horas de viaje entre vertiginosos acantilados nos llevaron a disfrutar de la mejor estación (y más grande) del mundo. Y no lo digo yo, lo dicen los premios recibidos estos últimos años. De todas las estaciones que conozco, que son unas cuantas, no hay ninguna mejor que ésta, te puedes perder un mes y no te aburres. No tiene mucho sentido recomendar nada porque todo merece la pena, así que si vas simplemente disfruta. A mi el Solanas me recomendó un par de pistas y la verdad que acertó. Pero esquíes la que esquíes te gustará.

 

 

Me defraudó un poco el tema fiesta. Yo pensaba que habría mucha más de la que me encontré y eso que estuve en febrero. Nosotros nos hospedamos en el Hotel Le Centre de Brides Les Bains (muy recomendable por cierto, sobre todo el jacuzzi en el tejado) y si quieres algo de fiesta no vayas a ese pueblo por que no encontrarás nada de nada.

 

Tendrás que subir a Meribel y bajar en Taxi (unos 15€ por barba). Aunque escuché que Courchevel y Val Thorens son mejores en cuanto a diversión nocturna se refiere. Por lo demás Brides Les Bains fue una gran elección, es bastante más barato y sólo supone coger un telecabina que tarda 30 minutos en llevarte a la estación y en el que no tuvimos que esperar cola ningún día.

 

 

El viaje terminó una semana después en Ginebra, ciudad interesante de ver aunque no sea fruto de mi devoción. Eso sí, si esquías y vives en Ginebra te lo pasarás en grande en invierno. Allí me abandonaron mis compañeros para volver a Madrid y yo seguí mi camino rumbo a Basilea donde me esperaba mi señora.

 

 

Agradecimientos a Don Juan Carlos Solanas que si no llega a ser por él no hubiera conocido Los 3 Valles.