Coincidiendo con la celebración de una prueba de la Copa del Mundo de esquí alpino femenina en Grandvalira este fin de semana en las disciplinas de slalom y slalom gigante, se nos plantea una pregunta: ¿es posible competir en la Copa del Mundo sin formar parte de un equipo nacional? La respuesta es “sí”, pero no es fácil, por no decir que muy difícil.

 

En España, el último caso es reciente, el de la esquiadora Núria Pau. Retirada de la alta competición desde 2022, la esquiadora de Ribes de Freser empezó a esquiar a los tres años en Vall de Núria y gracias a su extraordinaria progresión, a los 12 años entró en La Molina Club d’Esports, a los 16 al equipo catalán de esquí alpino y a los 17 al equipo Júnior de la RFEDI.

 

En 2017, se queda fuera del equipo español por no cumplir sus criterios y decide viajar sola a Sudamérica durante tres meses para conseguir la puntuación necesaria para poder entrar de nuevo al equipo español y poder luchar así por competir en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang 2018 y lugeo en Pekín 2022.

 

 

Irrumpir en la Copa del Mundo de forma independiente era casi imposible financiera y logísticamente hace un tiempo. Sin embargo, cada vez más, los atletas independientes están penetrando en la lista de salida de la Copa del Mundo.

 

 

Es el caso de la estadounidense Lila Lapanja. Corredora del equipo de esquí de EE. UU. de 2011 a 2017, esta especialista en slalom de 29 años ahora está en un equipo individual, entrenando y compitiendo sin el apoyo de un equipo nacional.

 

A lo largo de la temporada, Lapanja, tres veces campeona nacional de EE. UU., ha conseguido clasificarse en la Copa del Mundo al cumplir con los criterios establecidos por el equipo de esquí de EE. UU. Pero tiene que pagarlo todo ella, lo que cuesta más de 150.000 dólares anuales.

 

 

Otros, como la atleta olímpica de 2022 Tricia Mangan, han mantenido vivos sus sueños de carreras de esquí formando equipos de dos o uniéndose a equipos multinacionales independientes establecidos como Global Racing.

 

 

Algunos están tratando de entrar en la Copa del Mundo por primera vez, pero no cumplieron con los criterios de sus selecciones nacionales; algunos fueron expulsados de sus selecciones nacionales debido a la falta de rendimiento y están luchando por recuperarse; otros provienen de naciones que no cuentan con un equipo nacional de esquí; otros cambian de nacionalidad para obtener la independencia (AJ Ginnis de los EE. UU. a Grecia, Lara Colturi de Italia a Albania).

 

 

Pero en un deporte en el que la edad media está subiendo (hasta finales de los 20 y algunos hasta bien entrados los 30), estos esquiadores quieren saber que dieron todo lo que tenían.

 

 

Los esquiadores norteamericanos pueden ganar los derechos de inicio de la Copa del Mundo para la temporada al terminar entre los dos primeros en general en una disciplina de la competición NorAm. Sin embargo, el derecho de inicio no les garantiza el estatus de selección nacional y/o el apoyo.

 

Fue el caso de los canadienses Stef Fleckenstein y Mangan, quienes habían estado dentro y fuera de sus respectivos equipos nacionales, corrieron en el circuito de la NCAA y luego, después de graduarse, ganaron la Copa del Mundo a través del circuito de velocidad NorAm.

 

 

El equipo privado más consolidado en la Copa del Mundo es Global Racing, compuesto por 13 esquiadores de nueve naciones diferentes.

 

Trabaja en estrecha colaboración con cada federación para garantizar una comunicación clara sobre los criterios para clasificarse para las salidas de la Copa del Mundo y que el día de la carrera sea lo más consistente posible para sus atletas.

 

 

Con sede en Italia, la World Racing Academy (WRA) cuenta con un equipo internacional en varios niveles, desde juniors hasta la Copa del Mundo.