Esquí de fondo: Así es el estilo clásico
Seguimos con la serie de artículos que ya iniciamos este invierno para que conozcáis el maravilloso mundo del esquí de fondo. (Pulsa aquí para ir al primer artículo de la serie ¿Qué es el esquí de fondo?).
En el esquí de fondo, también conocido como nórdico y en el mundo anglosajón como “cross-country ski se practica el estilo clásico y el patinador que también se conoce como skating.
En este artículo voy a explicaros en que consiste el estilo clásico y vamos a intentar simplificar en la medida de lo posible el vocabulario técnico del mismo para que entendáis en que consiste.
Estilo clásico: El más sencillo de aprender
Es el estilo más antiguo y natural de aprender, lo que hace que sea el más sencillo de los dos.
Se trata de deslizarse por la nieve con los esquís en paralelo realizando una tracción (empuje) sobre un esquí lo que nos permite una transición de nuestro peso sobre el esquí en el que realizamos la tracción hacia el esquí en el que lanzamos nuestro peso y y que finalmente es donde apoyamos. Con otras palabras, consiste en realizar un lanzamiento de nuestro peso de un esquí a otro que permite ejercer un empuje sobre el esquí sobre el que recae el peso. Además, usamos unos bastones que nos ayudan en este empuje.
Hemos dicho que es el estilo más natural porque “es algo parecido a caminar, pero dando saltitos de una pierna a otra”.
¿Y por qué al realizar este empuje los esquís no se nos escapan hacia atrás y además nos permite deslizarnos no solo en terreno descendente, sino también en terreno llano y en subida?
Pues el que los esquís “no se nos escapen hacia atrás cuando nos empujamos” se debe a que, en la suela de los mismos, tenemos varias cosas que nos retienen, varias cosas pero no todas a la vez. Una es que en la parte central de los esquís, en la superficie en contacto con la nieve, tenemos unas “escamas” que no es más que una superficie con un ligero dentado escalonado que cuando cargamos el peso se ancla en la nieve y hace que no se deslice el esquí hacia atrás. Otra opción es tener en la parte central del esquí en vez de las escamas una tira de piel de foca como en el esquí de montaña, que permite deslizarnos a pelo pero no a contrapelo.
Una piel de foca que ya no es de foca
Para los no conocedores de la piel de foca es una tira que se asemeja a una moqueta o alfombra con muchos pelitos orientados en una dirección determinada y que permie deslizar a pelo, pero no a contrapelo. Y otra opción de agarre que es la más tradicional es usar unas ceras “una especie de pegamento” en la parte central del esquí que se adhiere “ se pega a la nieve” e impide que el esquí deslice hacia atrás.
En los circuitos de fondo, donde las máquinas trabajan para alisar la superficie nivosa y compactar la misma, veremos que en los laterales de estas pistas y caminos destinados al esquí de fondo, existen unas huellas paralelas a modo de rail donde caben nuestros esquís y que permiten a modo de “tren” avanzar encarrilados hacia adelante sin que los esquís se nos desvíen hacia los laterales.
Siguiendo las huellas
Estas huellas las hacen las maquinas que preparan las pistas al igual que las podríamos hacer nosotros si fuéramos varios esquiadores uno tras otro marcando una huella por la que nuestros compañeros nos siguieran. Nosotros sólo podríamos marcar estas huellas si la nieve fuera polvo y/o blanda y en cambio las máquinas tienen un marcaje de las mismas en condiciones mucho más amplias.
Siempre que podamos iremos con los esquís metidos en estas huellas paralelas pero puede ocurrir que en una bajada vallamos a mucha velocidad y tengamos que salir de las huellas para realizar un giro derrapado sobre la superficie lisa que abarca casi todo el ancho de la pista u otro tipo de giros que se utiliza y no “descarrilar como lo haría un tren a mucha velocidad”. También puede ocurrir que, en un terreno ascendente, a partir de una cierta inclinación, el esquí no nos agarre y se nos escape hacia atrás impidiendo el empuje hacia adelante y tengamos que salirnos de la huella y subir en modo tijera (juntando las colas y con las espátulas separadas) que no es más que una cuña pero a la inversa.
Dentro del estilo clásico no siempre se utiliza el mismo tipo de movimientos sincronizados para desplazarnos. Según el tipo de nieve, la pendiente y nuestro estado físico, disponemos de un repertorio de pasos distintos para que nuestra progresión sea lo más efectiva posible, utilizando la menor energía posible con la mayor eficacia posible.
En un terreno llano podremos ir deslizándonos con piernas y brazos de forma simultánea como cuando caminas, es decir que adelantamos el brazo opuesto a la pierna que tenemos adelantada y nos empujamos de piernas y brazos o como los campeones de este deporte, que se empujan únicamente con los bastones ejerciendo un impulso con los dos brazos de forma simultánea. En terreno descendente podremos permanecer como ya hemos dicho antes lo más que podamos sobre las huellas, lo que nos permitirá deslizarnos a gran velocidad hasta que tengamos que salir de las huellas y ya “echar el freno de mano” derrapando, frenando con cuña o como podamos ¡antes de que sea demasiado tarde! Y para el ascenso, como también ya hemos dicho, seguiremos avanzando de forma simultánea con bastones y piernas hasta que la pendiente sea elevada y tengamos que “avanzar en modo tijera” como si fuéramos “pingüinos“.
¿Qué material específico y fundamental necesitamos para el estilo clásico?
Necesitamos unos esquís de fondo, unas botas específicas, unas fijaciones que unen nuestras botas a los esquís y unos bastones.
Esquís
Los esquís tienen en general una longitud mayor que nuestra altura. Cada fabricante tiene una correlación de pesos y longitudes, es decir que la longitud de los esquís no depende de nuestra altura si no de nuestro peso. La anchura de los mismos es mucho más estrecho que los esquís de pista o travesía y a diferencia de estos no tienen cantos metálicos por lo que en presencia y hielo no tendríamos ningún agarre lateral. Hay que pensar que en los circuitos de fondo no suele haber hielo y si lo hay no suele haber mucha pendiente por “lo que nuestra vida en principio no corre peligro”.
Ya hemos hablado como es la superficie deslizante de estos esquís que permite deslizarnos y a la vez agarrarnos para que en nuestro empuje el esquí no se deslice hacia atrás.
La superficie del esquí hay que segmentarlo en tres tramos, uno que va de la punta delantera del esquí (espátulas) hasta un par de palmos por delante de la punta de nuestra bota que es una superficie de deslizamiento y donde no hay ni escamas, ni pieles ni ceras de agarre, un tramo intermedio desde este punto hasta nuestros talones donde tenemos bien las escamas, las pieles o las ceras de agarre y un tramo trasero desde el talón hasta la cola (parte trasera del esquí) donde no hay ningún elemento de los antes nombrados. Tanto en este último tramo como en el delantero se utiliza otro tipo de cera deslizante y no de agarre como en el tramo intermedio que permite que el esquí deslice de la manera más eficaz sobre la nieve. Según se la nieve polvo o transformada, la temperatura de esta y de la atmósfera utilizaremos una cera u otra y la aplicaremos con una plancha caliente sobre la suela de los esquís.
Cualquier equipo de competición tiene en su plantilla gente experta en el enceraje que prepara los esquís para los esquiadores. Es una pieza importantísima para conseguir el éxito. El esquiador recreativo no tiene la presión de conseguir un buen resultado pero con unas nociones básicas y una plancha de viaje podrá prepara sus esquís de forma óptima para conseguir un buen deslizamiento.
¿Y cómo podemos tener en la misma suela del esquí dos partes deslizantes y una intermedia que agarra y que el esquí bien deslice hacia adelante y también nos retenga en nuestro empuje y no deslice hacia atrás?
Pues porque si nosotros apoyamos el esquí sin peso sobre la superficie, podremos ver que este no es plano, si no que tiene una ligera curvatura a modo de arco que hace que apoye sobre la nieve en la parte trasera y en la parte delantera y que la parte intermedia no esté del todo en contacto con la nieve. Cuando el esquiador apoya su peso sobre el esquí del que se va a impulsar hace que la parte central del esquí toque la nieve y bien la escama, la cera de retención o la piel de foca haga su función que no es otra que retener el mismo y que el esquí no se escape hacia atrás. Cuando el esquiador ya se impulsa y lanza su peso hacia el otro esquí, el esquí que ha actuado como impulsor deja de tener el peso del esquiador y solo la parte trasera y delantera del esquí está en contacto con la nieve y no la parte intermedia por lo que el esquí puede deslizar sin rozamiento.
Botas
Para el estilo clásico utilizaremos una bota o zapatilla de fondo bastante blanda y con una suela que según el modelo puede ser más o menos flexible para permitir un buen impulso.
Fijaciones
Las fijaciones que nos permite unir nuestras zapatillas o botas de fondo a los esquís, a diferencia de las fijaciones de esquí alpino o de travesía son bastante simples. Consiste en una placa de plástico atornillada al esquí y con una hendidura en la parte frontal donde se inserta un hierro cilíndrico que tenemos en la parte frontal en la suela de nuestras zapatillas. Las fijaciones, en la parte delantera, disponen de una pieza de goma que tiene distinta dureza según el modelo y que recibe la presión de la bota del esquiador al realizar el impulso.
Bastones
Los bastones que se utilizan en el esquí de nórdico son bastante largos, aproximadamente la longitud tiene que ser desde el suelo hasta nuestras axilas ¡un poquito menos mejor! De esta forma nos permite una mayor amplitud de empuje que si fueran más cortos. Según el fabricante y modelo, la dureza de los bastones varía, cuanto más rígidos sean que son los que están fabricados en carbono ¡más caros son! pero más efectivos son en la trasmisión de energía que realiza el esquiador sobre los mismos. Un aspecto también importantísimo en los bastones es la unión de la empuñadura de los mismos con la mano del esquiador. Para ello, los fabricantes han desarrollado distintos tipos de enganches que permiten al esquiador aprovechar al máximo el impulso que ejerce sobre los bastones y una recuperación sencilla y eficaz del bastón en el que nos hemos impulsado. En otras palabras, el esquiador se impulsa hasta estirar del todo el brazo y con la mano acaba abriendo la mano como si quisiera separar su mano de la empuñadura, pero gracias a estos enganches no pierde el bastón y el mismo se le adhiere de nuevo a su mano cuando adelanta el brazo para el siguiente impulso.
Un deporte agradecido en el que rápidamente se sube de nivel
Para finalizar, os animamos a que probéis esta disciplina deportiva. Es cierto que a modo competición es una de las disciplinas deportivas más intensas y duras que se pueden practicar, comparable con el ciclismo o el correr en montaña. A nivel deportivo no competitivo, podremos adaptar nuestra forma física al recorrido y distancia que queramos hacer. En los circuitos de fondo veremos a “gente muy friki” pero también a deportistas menos friki con un estado físico aceptable que disfruta del esquí de fondo.
El esquí de fondo es un deporte muy técnico, que requiere muchas horas para obtener la máxima eficiencia pero también es un deporte muy afable y rápido de aprender en el sentido que con muy poco tiempo estaremos en movimiento disfrutando de deslizar sobre la nieve sin tener que ser un “crack”, cosa que no ocurre por ejemplo con el esquí alpino que requiere muchas más horas de aprendizaje para no estar todo el rato en el suelo.
Puedes consultar nuestros viajes de esquí de fondo en el siguiente enlace:
https://www.muntania.com/
Blog creado por Muntania Outdoors
Un blog para descubrir modalidades tan apasionantes como el esquí de montaña, el esquí freeride o el esquí de fondo. Conocer las distintas disciplinas, mejorar la técnica, revisar los últimos materiales y desvelar algunos de los viajes que no te puedes perder.
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