Esta temporada ha estado llena de altibajos. Desde que hace dos años inicié el proyecto de I+D “Snowstorm Speedski”, con el profesor Matthias Scherge del Instituto Fraunhofer y el Instituto Tecnológico de Karlsruhe, mi actividad alrededor del KL ha cobrado una nueva dimensión en la que además de como deportista estoy disfrutando como ingeniero. 

Este año he trabajado sobre todo en el ajuste de las botas para mejorar la posición. Esto al principio ha tenido influencia negativa en la distribución de la presión sobre las tablas, con lo cual perdía aceleración en la primera parte de las bajadas. Al final me faltaban entre 3 y 5 km/h. Hasta Idrefjäll no acababa de encontrar el punto. Finalmente, en el Speed Masters en Vars pude encontrar un buen ajuste y a partir de entonces volví por donde solía con unos resultados muy satisfactorios en Vars y Andorra, si no tenemos en cuenta la última manga, donde una racha frontal de viento echó a perder mi bajada final. Además, he contado con la inestimable ayuda de mi skiman Maxim Zlobin, al que estoy muy agradecido. Hemos descubierto que formamos un gran equipo. Nuestra cooperación no ha hecho más que comenzar.

 

 

Aunque de resultados no ha sido mi mejor temporada, he cosechado con 218 km/h un top10 en la competición más rápida del año en Vars. Soy el esquiador español más rápido y en cifras absolutas el 11 más rápido del mundo en 2018. Además, he conseguido ganar el Campeonato de España por tercera vez consecutiva, a pesar de tener a un gran Juanki Sánchez pisándome los talones. De sensaciones nunca me he sentido tan bien. Las bajadas son sólidas, estables y disfruto con cada bajada. 

Si todo sale bien será mi octava participación en el Campeonato del Mundo. Junto con Simone Origone somos los que más participaciones tenemos en categoría S1 en Campeonatos del Mundo. Comenzamos juntos en 2003 en Les Arcs, y nos hemos hecho buenos amigos compartiendo en los últimos 16 años penas y glorias.
 

 

 

 

Es un tipo formidable. Me alegro mucho de su décimo globo de cristal. En la competición de Andorra los veteranos kaelistas hemos demostrado que este no es un deporte de viejos en baja forma, sino que la experiencia y los años son una ventaja. La experiencia y los años son una ventaja en el Kilómetro Lanzado

Tenemos Origones y Mays para rato, mal que les pese a algunos.

En el KL la fuerza mental es más importante que la fuerza muscular. Esta se desarrolla con la edad y la experiencia. Un radiante Manuel Kramer de 28 años en el apogeo físico de su vida, salido de los programas de formación de élite de la federación austríaca, que ha tenido el privilegio de poder contar con la ayuda de todo un Klaus Schrottshammer para acelerar su transición del descenso alpino al KL, ha sido batido claramente por el suizo Philippe May, veterano de 47 años y no ha sido capaz de ganarle el globo de cristal a un increíble Simone Origone que a sus 38 años arrastraba toda la temporada una lesión de rodilla que tuvo que operarse 10 días antes de su primera victoria en Vars este año.

 

 

Reportajes relacionados: