Partiendo desde el famoso Jungfraujoch, también conocido como "Top of Europe", ponemos nuestros pies sobre el mayor glaciar de Los Alpes para emprender una de las rutas alpinas más tradicionales de la cadena montañosa más importante de Europa.

Aletschgletscher. La superficie helada más grande de Los Alpes

El día comienza con el ascenso con el tren de cremallera desde Kleine Scheidegg hasta Jungfraujoch, que es la estación de tren más alta de Europa a 3.466 msnm. Solamente este viaje ya es interesante por la increíble historia que esconde la construcción de esta maravilla en una época en la que la seguridad brillaba por su ausencia.

El glaciar Aletsch se enuentra en Suiza y es la masa de hielo mas grande de Los Alpes. Su nacimiento está separado en cuatro vertientes: Jungfraufirn, Ewigschneefeld, Grüneggfirn y Grosser Aletschfirn que se inician rondando los 4.000 metros de altitud. Estas tres masas iniciales se unen en la llamada Konkordiaplatz (o plaza de la concordia) y continúan unidas montañas abajo hasta casi el valle del Ródano, con una longitud actual de 23 km. En la Konkordiaplatz es donde el glaciar alcanza su máximo espesor, aproximadamente 900 metros.

Ya sobre el glaciar Aletsch y tras colocarnos los arneses nos dirigimos uno tras otro y separados una distancia que nos garantice seguridad hacia el primer destino: Konkordiaplatz.

Aletschgletscher con Jungfraujoch-Sphynx al fondo. Iniciando el descenso

Esta primera etapa se caracteriza por la nieve. Aun siendo verano, al encontrarnos a más de 3.000 msnm la nieve se conserva y nos separa del hielo que hay debajo. Esta nieve también nos oculta las grietas por lo que hay que andarse con cuidado, es relativamente sencillo acabar dentro de una grieta si no se va con mucho ojo.

Además, el glaciar aquí se curva hacia abajo, lo que favorece la rotura del hielo y la aparición de grietas en la parte superior, debido a que ésta tiene que recorrer más distancia que la parte inferior. Según nos acercamos a la zona llana y abandonamos la cota de los 3.000 la nieve comienza a ceder su lugar al hielo (zona que se corresponde con la línea de equilibrio del glaciar ELA) y se empiezan a ver los primeros ríos. Sin duda una de las más impactantes escenas que se ven sobre estos gigantes.

Ríos y cascadas sobe el propio glaciar

Una vez en Konkordiaplatz merece la pena pararse y contemplar uno de los paisajes más impresionantes del mundo. Rodeado de “cuatromiles”, sobre una capa de hielo de casi un kilómetro y totalmente separado del mundo. Es sin duda algo que no se tiene todos los días.

Groesser Aletschfirn entrando en konkordiaplatz

El último obstáculo antes de ganarnos el ansiado descanso es la impactante escalera de más de 400 escalones (ampliado año tras año por el retroceso del glaciar) que nos separa de la cabaña de montaña Konkordia (2.850m). No apta para montañeros con vértigo, si es que los hay...

Cabaña Konkordia a 2.850m

Ya en la cabaña se acaba la tranquilidad y soledad vivida sobre Aletsch, al vernos rodeados de decenas de montañeros que han tenido la misma idea que nosotros. Aun así, se trata de una de las cabañas alpinas más importantes y tradicionales, por lo que se debe disfrutar hasta el último minuto. Es muy interesante echar un ojo a los restos que aún quedan de la antigua escalera de madera, la antigua cabaña, etc. y pensar si nos hubiésemos atrevido con aquellas infraestructuras.

Una de las cualidades más llamativas del Aletschgletscher son sin duda las dos morrenas centrales; (morrena de Kranzberg y morrena de Trugberg) que lo recorren en paralelo hasta el final de su lengua. Como ya dijimos, Aletsch nace de cuatro glaciares que se unen en la Plaza de la Concordia. La unión de los 3 más grandes es la causante de estas dos morrenas centrales que tan pintorescas se muestran

Al día siguiente dejamos la cabaña temprano y descendemos de nuevo al glaciar por una ruta casi vertical por donde tenemos que pisar con seguridad. Abajo nos encontramos con un glaciar sin nieve como vemos en las típicas fotos. Nos ponemos los crampones e iniciamos la última parte del circuito.

Preparándonos para subir de nuevo al glaciar

Contrastes veraniegos entre hielo y hierba

Las morrenas ofrecen siempre momentos curiosos

Con algo de suerte podremos ver unos rebecos en las morrenas laterales
 

Cerca del final del recorrido el glaciar ofrece su cara más espectacular

Se trata de un recorrido relativamente sencillo si se tiene experiencia y también es una de las mejores alternativas para iniciarse en el mundo del hielo, por supuesto con un guía. Hay muchas empresas que lo ofrecen y aun que no suele ser barato es algo que no olvidarás nunca. Eso sí, date prisa antes de que nuestro clima se lo lleve para siempre ya que se calcula que pierde al año unos 50 metros de longitud.