La capital de Corea del Sur, Seúl, despertó este miércoles cubierta por la mayor nevada de noviembre desde que comenzaron los registros en 1907.

 

 

Este fenómeno, inusual en esta época del año, dejó una estampa invernal que maravilló a muchos, pero también causó importantes interrupciones en la vida cotidiana de sus casi 10 millones de habitantes.  

 

La tormenta comenzó pasada la medianoche y se intensificó durante la madrugada, dejando calles, tejados y parques bajo un manto blanco.

 

Sin embargo, las consecuencias no tardaron en hacerse notar: más de 220 vuelos en aeropuertos de todo el país fueron cancelados, 90 transbordadores quedaron en puerto y las condiciones heladas de las carreteras ralentizaron los desplazamientos matutinos, lo que llevó a muchos residentes a optar por trabajar desde casa.  

 

 

El presidente Yoon Suk Yeol ordenó a los ministerios de Seguridad y Transporte movilizar todos los recursos disponibles para prevenir accidentes y minimizar el impacto de la tormenta.

 

Sin embargo, no todos se vieron afectados de manera negativa. Los parques y las calles se llenaron de niños construyendo muñecos de nieve, mientras que los dueños de perros aprovecharon para jugar con sus mascotas en un paisaje que parecía salido de un cuento de invierno.  

 

 

Las temperaturas más cálidas de lo normal en el Mar Amarillo también intensificaron la nevada, un fenómeno atribuido en parte al cambio climático.  

 

Se espera que la nieve siguiera cayendo en gran parte del país hasta el mediodía de este jueves, con acumulaciones de hasta 23 centímetros en algunas regiones. Mientras tanto, Seúl sigue ajustándose a este adelanto inesperado del invierno.